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358 MELCHOR DE POBLADURA Si es cierto que el padre Alcaraz no logró que la «casa de ejerci– cios y misión» de Cuenca fuera el centro estabilizador e irradiador de la vida capuchina restaurada, aquella iniciativa suya pastoral fue un éxito con repercusiones nacionales por lo que respecta a la pastoral; puesto que le faltó la tan deseada cooperación de los capuchinos, amplió totalmente el programa inicial, dotó aquel centro de estatutos partículares que fueron aprobados por el gobierno de Madrid me– diante una Real Orden, urgiendo su observancia en todas las diócesis españolas. 39 La hermosa tarea de restaurar de alguna manera la Orden trope– zaba con no pequeñas dificultades externas e internas, de índole polí– tica y religiosa; a pesar de todo, el padre Alcaraz no desesperaba de conseguirlo moviendo los resortes de que disponía como obispo de Cuenca. Pero tenía ideas muy claras acerca de lo que había sido la Orden hasta la exclaustración y de lo que debía de ser en las nuevas circunstancias nacionales. De ahí que se opusiera abiertamente y con energía a ciertos espíritus fanáticos e irresponsables que por aque– llas mismas fechas se empeñaban en perpetuar el régimen de la alter– nativa y formar comunidades autónomas a la sombra privilegiada de las autoridades civiles y mirando sobre todo a sus personales inte– reses. El obispo de Cuenca los denunció y desenmascaró sus intrigas en la Curia Romana y esto no solamente porque se oponían a su perspectiva acerca de lo que debía de ser la restauración en aquel dado momento, sino también porque no podía aprobar ni los fines ni los méritos de quienes se autopresentaban como los auténticos renovadores y acaso reformadores de las extinguidas provincias capu– chinas españolas. Circulaba por Madrid una monja mibgrera y visionaria. Entre donado convento de Pamplona una verdadera comunidad según todos los moldes tradicionales, que él había vivido y defendido en el período de la exclaustración. Cf. ILDEFONSO DE CrAURRIZ, Vida del siervo de Dios padre fray Esteban de Adoain, Barcelona 1913, pp. 214-219. 39. En la relación de la visita Ad limina enviada a Roma el 30 de marzo de 1853, sin aludir a la proyectada fundación capuchina, escribía estas significativas frases: «Domum pro exercitiis spiritualibus, missionibus et ecclesiasticre correptionis primum ínter alios instituti, datis per me legibus et constitutionibus ad effectum opportunis, qure a gubernio regio sub fine anni 1849 mihi ad effectum videndi demandatre fuerunt; devolutre tamen absque unius litterre emendatione, imo adiuncto decreto regali vi cuius observantia ipsarum commendata fuit non tantum in hac dioecesi, verum etiam in caeteris aliis regni Hispanire.» Arch. Seer. Vat.: Vescovi. Visite ad Limina: Conchen. (Cuenca), Parte II, s. f. Por lo menos exagera Hidalgo cuando escribe a propósito de esta iniciativa: «Intentó crear una casa de misiones en Cuenca, y como no contaba con más medios de sostenimiento que la celebración y limosnas de los fieles, no pasó de proyecto.» Cf. J. M. HIDALGO, Estudios para la historia de Alcaraz, en Rev. Arch. Bíbl. y Museos 21 (1909), p, 221.

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