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356 MELCHOR DE POBLADURA presencia de otros religiosos, quienes con la obediencia de sus supe– riores vinieran a prestarle su cooperación en los quehaceres pasto– rales de la diócesis. Apenas un mes después de haber tomado posesión, el 20 de se– tiembre de 1849 escribe al provincial de los capuchinos de Navarra, padre José de Los Arcos; le comunica que el Santo Padre lo ha con– firmado comisario apostólico de las provincias españolas, le pide que le envíe algunos de sus súbditos como auxiliares, los cuales habitarán juntos «en su palacio en habitación separada y comida para estar con sosiego». Añade que va a convocar concurso para proveer las parro– quias vacantes y le asegura que los capuchinos que se presenten serán habilitados, mientras que otros se dedicarán a dar misiones popu– lares bajo su dirección. 35 Es ésta su primera carta desde Cuenca; no alude a su deseo de implantar la restauración, pero no es difícil ni arriesgado leerlo entre líneas. Decididamente, aun previendo las dificultades y la necesidad de no implantar por el momento todo el régimen discipliar y de gobierno de las leyes vigentes de Orden, se decidió a pasar a la acción y por su cuenta y bajo su responsabilidad adquirió los locales que servirían para la primera comunidad capuchina. «He conseguido -escribía el 14 de febrero de 1850 al ya mencionado padre José de Los Arcos– poner en Cuenca la casa de ejercicios y de misión. Para esto tengo ya por mío el que fue convento de los padres descalzos en dicha ciudad. El local se está equipando de todo lo necesario. Es delicioso, con gran huerta, ricas aguas, etc. Por de pronto tengo ocho misione– ros y seis para ejercicios que se deben hacer. El tenor de vida es el nuestro, aunque el exterior tiene que ser el de los eclesiásticos seculares. Si los de Ustáriz estvieran mejor aquí, los preferiría a otros, y también el lego que ahí tenían de cocinero, fray Fermín de Ecai. 36 Los medios para subsistir son la divina providencia, que no faltará a lo que tiene prometido a los que buscan el reino de Dios. »Esta será la casa central para toda la España, y he procurado y conseguido que se pase circular a todos los obispos para que pue– dan también establecerla en sus capitales.» 37 3.5. Carta del obispo de Cuenca al padre José de Los Arcos, Cuenca, 29 de setiembre de 1849. Pamplona, Arch. prov. cap. Navarra: Exclaustrados. 36. Había tomado el hábito el 21 de octubre de 1830; más tarde se retiró de Ustáriz a Bayona y de aquí, en 1877, a Antequera, y en 1879 a Pamplona, donde murió el 22 de febrero de 1885, Cf. CRISPÍN DE Rrnzu, Nccrologio, p. 66. 37. Carta del obispo de Cuenca al padre José de Los Arcos, Cuenca, 14 de febrero de 1850. Pamplona, Arch. prov. cap. Navarra: Exclaustrados.

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