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UNA MALOGRADA INICIATIVA DE RESTAURAR LA ORDEN EN ESPAÑA 349 llegara a Roma el nuevo embajador Martínez de la Rosa, que acababa de ser nombrado, lo interesaría del proyecto, seguro de obtener todo su apoyo si, como esperaba, continuaba en Roma el señor Castillo y Ayensa, con quien estaba muy bien relacionado, el cual llevava la dirección de las tratativas acerca del concordato. He aquí como se expresaba el padre Alcaraz, carta privada que acompañaba la ante– rior, más extensa y detallada: Eccmo. Señor Monseñor Brunelli, Pongo por separado ésta para indicar a V. E. que si para la consecución de lo que propongo pudiese contribuir la me– diación del Excmo. Señor Duque de Riánsares y demás de su ilustre familia, interpelada que sea por V. E. estoy seguro que no dejarán de contribuir a la consecución de lo que pido e inclinarán el Real ánimo de Su Majestad la Reyna y el de la señora Reyna Madre. Quando llegue a ésta el señor Martínez de la Rosa, me prometo también tenerlo propicio para lo que ocurra; y mu– cho más si, como presumo, sigue recidiendo en ésta el señor Castillo. Soy de V. E. con toda veneración y respeto, seguro servi– dor y capellán que besa su mano Fr. Fermín de ALCARAZ 28 Martínez de la Rosa había sido nombrado embajador ante la Santa Sede el 1. 0 de noviembre de 1847; pero presentó sus credenciales sola– mente el 23 de agosto del año siguiente, después de haber llegado a la capital el 17 del mismo mes. Muy pronto se hizo estimar por sus dotes de diplomático, de las que ya había dado pruebas en otros puestos de responsabilidad. El padre Alcaraz no tardó en presentarle sus proyectos respecto a la presencia de los capuchinos en España. ganáticamente con Fernando Muñoz, guardia de Corps de Palacio; pero el matrimonio se · mantuvo secreto hasta el año 1844, cuando Isabel II concedi6 a Fernando Muñoz el título de duque de Riánsares, su pueblo natal. Con toda probabilidad el padre Alcaraz conoció a la reina madre en Roma a principios de 1841, y no es cierto, como alguien rumoreó, que evitara tratar con ella de los asuntos de la naci6n. Cf. El Cat6lico, IV, 383, 18 de marzo de 1841, p. 615; V, n. 401, 3 de abril, p. 841. Lo cierto es que conserv6 su recuerdo y cuando, ya obispo de Cuenca, se dirigía a tomar posesi6n de la diócesis, desde Taranc6n hizo el viaje en una carroza de: los duques de Riánsares y a la toma de posesi6n asistieron la madre y una hermana del duque. 23. El original autógrafo se conserva en el Archivo Vaticano: Arch. Nunz. Madrid, caja 332.
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