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342 MELCHOR DE PODLADURA Hacer sí, el bien, pero escondiéndose lo posible para no alarmar a los que están buscando ocasiones de expulsarlos o dividirlos. Este es el plan, éste es el espíritu de ese reino y también del nuestro. Todos están armados contra Jesucristo y sus ministros; y para no perderlo todo, es menester andar entre catacumbas e ignorados en lo posible.» El padre Angel de Pamplona, a quien debemos la conservac10n de las preciosas e interesantes cartas que hemos comentado, aña-de como colofón personal. «Cada vez admiro más la solidez de los con– sejos, siempre invariables.» Ill. RENACE LA ESPERANZA Superados felizmente los inevitables recelos, fruto y consecuencia lógica de la desafortunada política de los gobiernos de las regen– cias (1833-1834), la situación religiosa en España tendía paulatina– mente a mejorar y estabilizarse; ya se podía preveer la definitiva desaparición de las nubes que aún oscurecían el horizonte de las normales relaciones diplomáticas entre la Iglesia y el Estado. Con la destitución de Espartero y el triunfo de Narvácz aquellas relaciones, que se habían distinguido por su continua tirantez y falta de mutua comprensión de los problemas, comenzaban a ser más leales y con– ciliadoras. Se notaba un cambio de rumbo, si bien habría de recorrer– se un largo y difícil camino hasta lograr un acuerdo, sino ideal, por lo menos satisfactorio para ambas partes. La llegada a Roma en julio de 1844 c 1 d Lábil diplomático José del Castillo y Ayensa, 12 si bien de una manera fue el primer paso para entablar las gestiones en la perspectiva de un arreglo definitivo. El padre Alcaraz por el prestigio de que gozaba en la colonia española y por su privilegiada posición en los ambientes de la Curia Romana le fue de no poca utilidad para entablar las conversaciones preliminares y así pudo seguir muy de cerca las alternas vicisitudes de aquellas complicadas y difíciles gestiones. Su posición de enlace y consejero se hizo más relevante desde que a principios de 1847 la Santa Sede enviaba a Madrid como delegado 12. Véase Beatriz RorvmRo, José del Castillo y Ayensa, humanista y diplomático, Pamplo– na 1977.

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