BCCCAP00000000000000000001666

Hno. Miguel Angel Ariz, otmcap. dentro y hacia fuera, entre los hermanos, las fraternidades, entre las provincias, y con los pobres. Esa corriente de solidaridad no brotará a base de documentos y normas, porque tiene una fuente profunda: el Espíritu del Señor que nos empuja a compartir, a no encerrarnos en nuestro pequeño mundo. ¡No podemos tener más de lo que necesitamos! ¡No nos pertenece! Pertenece a los pobres. Esto tiene consecuencias muy concretas en la vida de la fraternidad local y de la provincia, que es preciso discernir y concretar. Cerrar las puertas a la solidaridad es cerrar las puertas a la vida y al futuro. Estamos llamados a crear redes de solida– ridad en nuestro ambiente. 6ª.- La Pluriformidad: así como Jesucristo se despojó, la Iglesia y la Orden debe despojarse de su ropaje occidental para inculturarse en cada región. Sin incul- fil NOTICIAS Y TESTIMONIOS CUADERNOS FRANCISCANOS OCTUBRE/DICIEMBRE 1998 Nº 124 turación no hay verdadera pluriformidad. Para concretar el "mínimo necesario" del que hablan nuestras constituciones es totalmente necesario tener en cuenta el contexto socioeconómico. 7ª.- El Trabajo: es para nosotros una gracia, la primera fuente de sustento y una forma de solidaridad entre nosotros y con el pueblo. Nos está permitido cualquier trabajo. Siempre que sea honesto y esté acorde con nuestro ser de menores. La comunidad tiene un rol importante en la elección del trabajo de los hermanos, y en su revisión. Así se evitará que el trabajo de un hermano se convierta en propiedad privada o genere inamovilidad. La participación en los trabajos domés– ticos es un aspecto muy importante en nuestro camino de minoridad.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz