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-252- mujer. Y esa fría soledad es el clima ideal para que se originen toda clase de enfermedades como la agresividad y las neurosis. Me hablaban de muchas hermanas que al ingresar eran suaves y cariñosas; hoy día son duras e insensibles. ¿, Qué pasó'? La falta de calor ha recrudecido su personalidad. Efectivamente, he ob– servado que, por desgracia, en el mo– nasterio las hermanas son frías en su trato unas con otras. Y yo creo que esto sucede por una vieja tradición: por aquel pánico y obsesión sexual por el que cualquiera manifestación afectiva era pecado y desviación. Santa Clara dice en su Testamento que "manifiesten con obras externas el afecto que se tienen in– teriormente". Lo que quiere decir que en San Damián las hermanas eran ca– riñosas unas con otras. Per eso vemos que allá había madurez porque se ama– ban. Porque entre nosotros hay un círculo vicioso: las hermanas no son ca– riñosas unas con otras porque todo lo interpretan mal, es decir por la inma– durez-infantilismo. Y se mantienen in– maduras porque les falta el calor del cariño. Debido a esto, yo he visto que en los monasterios reina un clima artificial porque es un ambiente frío y, en cam– bio, el mundo de la mujer es expresivo y afectivo. Las hermanas tienen ham– bre de afecto fraterno. Siguiendo el consejo de santa Clara, yo creo que en los monasterios deberían crear un clima de confianza y cariño mutuo, mientras se cumpla con una sola condición: que esa manifestación afectiva sea univer– sal y no preferente. La amistad ¿ayuda o dificulta la fraternidad? En vista de que muchos monasterios han recibido el consejo de que deben fo– mentar la amistad, de forma indiscri– minada, entre las hermanas, voy a abor– dar esta pregunta de mucha importan– cia práctica: la amistad, ¿,favorece o entorpece la vida fraterna? Téngase presente que no estamos hablando de la amistad en sí misma, sino de su rela– ción con la vida fraterna. Reduciré la respuesta a unos breves puntos. a) Damos por presupuesto que esta– mos pensando en la amistad sana, noble y constructiva. Toda amistad, por su propia naturaleza, lo es así. No quiero acordarme de los matices peligrosos que evocaba "la amistad particular". Eso es una desviación de la amistad, pero toda amistad, de por sí, es noble. b) Tal como dijimos arriba, la amis– tad es el desarrollo natural de una afi– nidad preexistente y común entre dos personas. Me remito allá. c) De consiguiente, la amistad, por su naturaleza, no es universal, sino res– trictiva o "particular". El amor de la fraternidad sí que es universal. Además la amistad es una bella criatura de Dios; pero, para ser buena, no tiene necesa– riamente que llevarnos a Dios. De por sí es buena. d) Partiendo de esos antecedentes, ayuda o entorpece la vida fraterna? Pienso que por su naturaleza restricti– va o particular podría llegar a ser difi– cultad para la vida fraterna. Me expli– caré. Si esas dos hermanas amigas vivie– ran en el mundo, allá no pasa nada. Pe– ro viviendo adentro del monasterio, te– nemos que imaginar que viven dentro de un grupo de hermanas. Si estas dos hermanas se dejan llevar indiscrimina– damente por su tendencia natural a es– tar juntas, por su gusto convivirían per– manentemente en los recreos y otros momentos, lo que impediría la conviven– cia con las otras hermanas. Esta amis– tad fácilmente podría convertirse en una cuña divisoria metida en el cuerpo de la fraternidad. e) ¿ Qué hacer para que al mismo tiempo exista una constructiva amistad, y al mismo tiempo esa amistad no lasti– me la fraternidad'? Habría una condición que armoniza– ría ambas cosas: las hermanas amigas tendrían que vivir en un estado "peni– tencial". Es decir, tendrían que renun– ciar muchas veces a su inclinación de estar la una con la otra, para convivir con todas las hermanas. En medio del desarrollo de esa amistad tendrían que recordarse muchas veces sus obligacio– nes de convivencia con la fraternidad.

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