BCCCAP00000000000000000001665

-247- gan una mente cultivada siquiera con materia profana, que tengan instru– mento mental con el que luego puedan entender todo. ¡ Qué disparate el que ha ocurrido en algunos pueblos de México: cuando una joven aspiraba a la vida religiosa, el cura la orientaba hacia la vida activa si tenía estudios; y si no los tenía, la orientaba hacia vida contem– plativa porque creía que esos estudios eran un valor perdido en el monasterio. Las Abadesas tomaron muchas reso– luciones y orientaciones respecto a los estudios. En primer lugar tomaron con– ciencia de su importancia. Gran paso. Las decisiones fueron en dos planos: a) Con las aspirantes - Exigirles por lo menos la primaria. Sólo en circunstancias muy especiales se haría excepción; y esto en el su– puesto de que las cualidades excepcio– nales suplen aquella deficiencia. - No habiendo urgencia para ingre– sar, pedírsele a la aspirante el máximo de estudios, dentro de sus posibilidades. - Pedírsele otra clase de estudios de tipo manual como bordado, cocina, ma– nejo de máquinas tejedoras, estudios que el día de mañana podrían prestar gran servicio a la fraternidad. b) Con toda la fraternidad - Allá donde el nivel cultural es bajo, las Abadesas decidieron introducir los estudios pasando lentamente las mate– rias que se dan en primaria y secun– daria y otras materias. - Para profesora se pensó en una her– mana instruida de la misma fraterni– dad. Mejor todavía si viene una her– mana preparada de otro monasterio. O también una profesora seglar cono– cida de la fraternidad. Pero se reco– mendó que no fueran profesionales de altos títulos para que no hubiera de– masiada distancia entre ellas y las mentes sencillas de las hermanas. Para materia religiosa se ha de preferir, se dijo, una religiosa muy bien preparada al doctor en Teología o Escritura. - También se recomendó el uso de la televisión en sus programas escolares y de estudio. ¿Peligro? Que la fraterni– dad, en proceso de maduración se cir– cunscriba a tales programas solamente. III. FRATERNIDAD Algunas consideraciones previas l) Estamos en la clave misma para la renovación de las franciscanas con– templativas. Consiste, simplificando, en transformar el "monasterio" en "fra– ternidad", y en que las monjas dejen de ser "monjas" para ser "hermanas". Pienso que pasarán varias décadas para cuando la inspiración fraterna pene– tre la vida y estructuras de la institu– ción contemplativa franciscana. En su tarea de renovación ésta es la verda– dera viga maestra, y también el de– safío. 2) La Iglesia, mediante el Concilio, nos ha puesto ante el requerimiento de re-descubrir nuestro rostro o identidad carismática, regresando a las fuentes. Nuestra Familia regresó a las fuentes, se asomó y se miró en aquellas aguas originales. Y ha descubierto que la es– pina dorsal de nuestra figura carismá– tica es la fraternidad. No somos una escuela de perfección. No somos un equipo apostólico. Somos hermanos. San Francisco y santa Clara origina– ron en la Iglesia una forma de vida fraterna. Después de habernos perca– tado cabalmente de este hecho, la tarea para las clarisas consistirá en que la inspiración fraterna ilumine y vivifique su vida toda. 3) En esta renovación fraterna para las clarisas aparece un conflicto espe– cial. Entre el ser monje y ser herma– no se establece una especie de dialéc– tica, una antítesis. La vida fraterna supone una vida de relaciones interper– sonales, algo así como la vida espontá– nea y cordial de un hogar. La vida con– templativa es una vida preferentemen– vertical, de trato personal con Dios en un cierto clima de silencio y soledad. Entre ambas vidas hay una especie de contradicción. He aquí la dificultad para las clarisas, dificultad que no la tienen por ejemplo las carmelitas por un lado, y por el otro, tampoco la tie– nen las franciscanas de vida activa. Las clarisas tienen que ser un poco monjas y un poco hermanas. Mejor, to– talmente contemplativas y totalmente

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz