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Fr. Antonio, • m1 obispo La palaibra de Antonio irnipetuma y vi!brante tronó en los púlpitos y en las plazas diesde [os días de Foirli, en que fue obligado a ipredicarr a los Herma– nos, hasta su .mueil'.'te, enseñando ei amolr y Ja caridad de Cristo. Fue su vida muy corta, apenas vivió 36 años (119·5 -1231); pero a rtravés de tan poco tiempo, recorrió gran )parte del norte de Ita.Ha, los santuarios de Le Puy y Roc-Aimadour, siendo Guardián de los franciscanos de Le Puy. Los pocos documentos histórice.men– te ciertos que tenemos sobre su perso– na, apenas nos dan una pálida imagen del trabajo realizado por el vialiente portugués •en el san~amiento moral y social de su tiempo; dichos documentos presentan al apóstol franciscano en su plena espiritualidad, unida a una acti– vidad incansaible, una humildad pro– funda un deseo de vivir en soledad v silencio junto con la prá,ctica del goibie;~ no y la comprensión de las exigencias cotidianas de ;la vida ... El escritor francés Moenne escribió la vida documentada del Santo, según las ve:rdaderas fuentes, despojándolo de todo lo legendario, dedicando su lihro a Juan XXIII. El buen Pontífice le res– pondió con una carta .laudatoria, en 'la que, usando de su ibUJen humor, le decia al Sr. Moenne que :San Antonio ern el abogado de las cosas perdidas; pero que el autor habfa logrado encontrar a San Antonio, que estalba perdido .en medio de las leyendas y hojarascas :de la Edad Media. Sólo por medio de ta,les .escritos po– demos visliumíbrar la grandeza de su :tlma. La vocación frandscana lo trans– formó de hombr1e de es,tudio en apóstol 9 opu:l.air . Los añoo vividos en el convento de :l'gustinos de Ooimbra, a ,cuya orden per- - 53 - terreció al princirpio, permitieron al fu– turo orador adquirir un vas.to conoci– míento ,die la Sargrada E.scritura, de ias obras de San Agustín, ,San Amlbtrosio. Sian Jerónimo, San Juan Cdsóstomq, San Gregorio Magno, San .Juan Damas– ceno, San Berna:rdo, Ricardo de San Víctor, de las Sentencias de Pedro Lom– bardo y de las Glosas :de isu tiempo, ,unido todo ello a una \buena cultura literaria, en ipairtle derivada de •compila– ciones y repertorios escolásticos. Fr,ecwentemente, Antonio cita al filó– sofo Séneca, a Pl'inio, Cicerón, Solino, Varrón, Lucrecio, Virgilio, Horacio, Lucano, y aduce nociones die Historia Natural y Medicina, que 'las habría ob– tenido de manuales existentes en su ·t1empo. La cienda -aprendida en lors li– bros, gobernada por una memoria pro– digiosa, fecundada por la meditación y por la experiencia rpersonal, por el ardor del martirio y de una mayor per– feoción le sirv;en de arma para combatir las batallas del S~ñor. Protfundo, cono– cedor del comzón humano, su palabra es apasionada, pues brota rde un alma que sentía ,toda Ja inmensidad del v,uelco de fos valrnres sociales, realizado por CriiSto y por s,u rper.liecto imitador San Francisco. Al unir S,an Antonio la doc– trina con la sencillez popular, debia
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