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- 63-- mente se volvía rul tema central. En el Asentarttlento NUEVA ETRURIA ( zo– na suroeste de la parroquia) tuvieron los hermanos serias, dificultades. Se les quiso ex,pulsa,r. Pero, g,radas a la fami– lia de una catequista de aquel lugar, pudieron permanecer toda la semana y volV'eT a la próxima, para entregar el· mensaje. Quienes mejor reciíbían a los herma– nos eran los Evangélicos. Los· ,católicos más bien se extrañaban de este nuestro esitilo de vida, pero siempre causaba buena impresión, pues se les hada du– ro aceptar a gente que no apr,eciaba co– mo ellos los valores meramente terre– nos. Mostráihamos otros :valores, los del Reino, más q,ue con la palabra, con nues– tra propia vida, mU!y austera para ellos. A algunos le tocó dormiT una noche mirando ,casi las estrellas, pues logró guarecerse ,en una ,leñera aibandonada, sin tener nada con qué cubrirse. Esa no~he huibo truenos y relampagos. Pe– ro, con todo, s•e pudo comprobar una co– sa: nunca nos .:faltó el 1Señor. NADA NOS F AL'I10. ,Fue patent•.:> la Brovidenda de Dios so:bre nosotros en este ,estilo de vida. Claro está que no Uene nada de romántico, como se pu– diera alguno imaginar. Es duro poner la cara serena cuando alguno se ríe, insul– ta o despide vi,lmente a un hermano de su casa que Hega a visitar. Pero se pue– de comprobar que el Señor da una fuer– za especial, al fin 'Y al ,cabo, es 1E.l qui.en envía, paira sOlbrellevar todo con pacien– cia y alegría. Hubo experiencias riquísimas para todos. La principal, palpar en carne pro– pia la Providencia dirvina, la minoridad de nuestra vida, las extgencias del Rei– no. Nos pudimos dar cruenta en una de nuestras reflexiones que el salir a pre– dica.ir el mensaje de salvación supone dos cosas: por una parte el estar CON– VERTIDOS AL !SEÑOR, y, por otra, vivir intensamente tlo que se está en– tregando. Conse,euencia secundaria, pero no me– nos importante, de esta experiencia fue el que al saliir los hermanos de dos en dos pudieron conocerse mejm, incluso log,rar un mayor acercamiento cuando éste no existía. 3.- Programa deil día de los itineran– tes: (sujeto siempre al lugar y condi– ciones ambientales). - saJi.r a visifar ilas casas. En ella!>, en– ta:blar un diálogo con los que allí vi- ven acerca del Evangelio, la Perso– na de Jesucristo. Tratar ,de no irse por las ramas, conversando cuestio– nes s,ecunda,rias (mandas, supersti– ciones), sino que, a partir de estos puntos, entrar a hablar de Jesús, el Sa,lvador, su doctrina y su Iglesia. Compromisos que encierra el seguir a Cristo. - En .lo posilbl,e ir Jos dois a: la mism<.1 casa. De lo contraTio, ir cada uno por separado a una casa. - Sea ,como fuere la visita, encontrar– se en algún lugar determinado, una vez al día, para hacer la oración en común y conversar ~obre las €xpe– riencias habidas. -- Donde den alojamiento, allí quedar– s1e hasta que se albandone dicho lu– gar; como 1o aconseja el mismo Se– ñor. Lo contrario sería abusar de Dios y la gente. - La comida, donde tocase, si es que la gente ;proporcionalb,a alimentos. 4.- Eva'lruació111 de la Experiencia: a) &,pe.otos positivos: Se redescubrió un valor importantí– simo ,para nuestra vida de Hermanos Menores: el Prorvidenciailismo, el entre– garnos totalmente en manos del Padre Dios. No esperar nada sino sólo de El. Y, a pesar de las dificultades, se pudo experimentar que realmente Dios se preocupa de sus hijos. Otro valor descubierto fue la necesi– dad de vivir ,la F,e para poder prediear– Ia. Se necesi.ta mucha tf.e para sobrrelle– var este estilo de vida, mucha :fe para ver en cada situadón la mano de Dio:,·. Mucha fe para orar como niños a El a lo largo de la jornada diaria. La minoridad se tuvo que tener en cuenta en cada instante. En el pereg,ri– nar, en el mendigar por amor de Dios un poco de comida, el soportar tal vez algún insulto o ooa des.pedida brusca, un rechazo a la predkación del Reino de Dios. La fraternidad se ·experimenta en otra dimensión que, sin lugar a duda.s,

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