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- 78 -· Aunque el verso no es muy limado y se resiente del esfuerzo del autor. para dar vestidos poéticos a las· imágenes que alberga en su alma, sin em– bargo, su lirismo es cálido en sentimientos y consigue el intento que se había propuesto: unir los corazones de los demás al sUJyo, en un ritmo (pál– pito) de ternura y reconocimiento hacia la Madre de Dios. Sus moti:v:os artísticos de inspiracióa son el 0rucitfijo y la Virgen. Avido de amor, canta al amor divino, que no tiene fronteras ni oca– so. Todo conduce a Dios nos dice; todas las cosas son escalas para subir hacia El. • •• Este espíritu contemplativo, que por todas partes ve y alaba al Se– ñor y, por amor, se transforma en espíritu de g01bieirno y de acción, con,. serva su poesía, porque saibe percibi:r la armonía del universo y ver la se– ñal (huella) de Dios, a través de todas las almas pose:tdas por la gracia. Lírico ¡por sentimiento, mientras busca Huminarr las inteligencias, lo didge todo a elevar los espíritus, y, como observaba Gerson, canciller de la Universidad de París, excita el fuego de la fe y de la piedad. En el prólogo al :primer Iilbro de las Sentencias afinna de sí mi.smo, diciendo que es "'un pob~e e insignificante compilador" y exhorta a da.ir gracias a Dios por lo 1 bueno que se encuentre en el :liíbro, y a é:x;cusar al' inepto escritor, por lo que hay de incierto y oscuro. Este espíritu de humildad profunda se encuentra ,en los ritmos. Bue– naventwra nunca pretendió ser poeta, aunque su misticismo debía dejar huellas notables en la producción de Dante y en la pintura de Rafael. Quie– re servirse del canto :paxa ofrecer al puelblo un medio más fácil de unirse a Dios, un vuelo a sus propias oraciones 'Y a [as de sus hermanos. · Hay dos episodios que nos muestran de qué fuente manaiba su mis– ticismo y cuál era su opinión sobre la propia poesía . . . Snto. Tomás de Aquino lo visitó cierto día, paira que le mostrara su lbibl'ioteca. Buenaven– tura le mostró el Crucifijo, indicándole que de allí manaba su ciencia ... Se cuenta que Ur:bano IV había encargado a los dos Santos que redactasen, cada uno por su lado, el Oficio divino para la fiesta del Corpus Christi, ins– tituida poco tiempo hacía. Buenaventura pidió a su amigo que Je leyera su tra:bajo. Conforme iba avanzando en la lectura y llegalba al himno "Pan– ge lingua·', conmovido el Poeta-Místico por la grandeza del himno, derra– mando lágrimas, rompía su propio traibajo, a escondidas de su amigo, juz– gándolo muy inferior al de Santo Tomás. He aquí dos aspectos del alma franciiscana de un gran Santo. Aunque el místko y ,el filósofo siean muy superiores al poeta, podemos decir que Buenaventura comprendi,ó la belleza del arte, y se sirivió de ella ,para acer– car las almas a Dios. P. Teófilo de Mbeiza.

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