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-189- Hoy anhelamos que se trate al religioso y a la rehgosa como a per– sonas adultas y maduras. Esto debe expre·sarse en el modo de mandar y dirigir la comunidad, como también en las prescripciones y normas de su su vida. Lo cual vale también para los recién ingresados en el instituto religioso. La iniciación a la vida religiosa no debe reducir la persona al es– tado de niño chico, al que la mamá o el papá dice a qué hora tiene que levantarse o ir a la cama, qué libros puede leer, qué ropa llevar y qué vi– sitas hacer! Tampoco se pueden adoptar para con ellos estructuras peda– gógicas propias de la niñez o de la adolescencia. En esta fase de la vida re– ligiosa, los superiores y la comunidad tienen la tarea de ayudar al postu– lante y al novicio a descubrir el ideal y a asimilarlo, a familiarizarse con la vida nueva y hacerla suya. Esto hará necesario que se reciban en nuestras comunidades sólo a personas ya maduras y formadas. Para que el religioso pueda presentarse como persona adulta y ma– dura, debe tener la posibilidad de desarrollar sus cualidades, talentos y do– nes y de recibir una tarea correspondiente a ellos. Esto supone que los su– periores reconozcan sus cualidades, las fomenten, y le busquen un oficio que esté más conforme a ellas, donde él pueda desarrollarse mejor y hacer lo máximo para que avance el Reino de Dios. Tampoco hay que sofocar ideas buenas (aunque sean "nuevas") por razones de una mal entendida práctica de la humildad y obediencia, o de miedo. Porque el Espíritu Santo sopla donde quiere y distribuye sus carismas a quien él quiere. Aquí es necesario hacer hincapié en la diferencia fundamental que existe entre ins– titutos religiosos de hombres y de mujeres. Más que antes (cuando a veces las mismas Constituciones regían el ramo mascuiino y el femenino de la misma Congregación!) debe respetarse, en la legislación y en la. forma de vida y disciplina, la peculiaridad propia deL hombre o de la mujer, Como en la vida religiosa formen µna, comuniclad nueva. perso11as maduras y adultas, exige esto un estilo democrático, de diálogo,. para Ue– var y dirigir la comunidad. El superior es en primer lugar uno de los miembros de la comunidad, y no simplemente el representante del supe– rior mayor que vigila por el buen cumplimiento de las Constituciones. El debe ser animador de la comunidad, quien ¡a,ctiva y cooi;dina tpctas las fuer– zas1 que fomentan IR vida común, ,La .vicla de la coIUunkl,ad .110, ,p,½1ec:\í;' se:r simpleinente.un cumplir de normas y presf::ripciones dadas. de,arriba,: Si– no que todos los miemtbros de la corntp1ádad debep senti:rse tesponsá,91,es de buscar la mejor realización de su vida comµn, basq1.d¡a en el .cilxisrrJ.a pfo– pib de la Orden. Así 101 entendían los fund;;tdores,,.tampi~n. san Fi;ancisco. Junto con sus primeros compañe:ros y guíado por el Sefío:r Jesµs (Palabra deDios}·descubrieron poco a poco la realiz.ad6n concreta de su ide.aL Ca~ da comunidad debe buscar la mejor manera de vivir: los•.,c~mseJos ,evangé– licos, eh la vida de oración comunitaria y la liturgia, en la vida co.rr ¡un, para que nuestras comunidades puedan ser realrpe;nte sfgpos para el 1UU1l- do de hoy y para los hombres que viven .Em su recled9i;-. · , · .., · Un estilo de vida: democrátic:o , eritraña.,la ,''co}egipJic¡lacl", y. exige cor1·esiponsabilidad I de todos los miembros, Toclos.,. y. 11¡{), sólo .el, sqperipr, ,de– ben sentirse responsables· del nivel de. vida ;espiritu¡1¡l, de)~ pr4cHca dí::.·la p0breza, de la economía etc, .. Pr.1ra ello será necesario que A:~biqa:¡nente se informe sobre .todo,.• especialmente· so'bre los. gastos •y. ,enti;ada~ . q\? Jsi,. cqmÚ– nidad, que todos den cuenta de su traibajo y que se revise frecuentemente tri común la mar~a de 1a comunidad, en todos los nivele.s (revisión de vi-

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