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--26- eclesiásticas ·tienen que reformarse, a mi parecer nunca llegará l,a solución in– tegral a las crisis mientras no se le resti- tuya la firmeza definitiva al fundamen– to soibre el que que todo se arpaya: Dios. Y a Dios se le r,esti1tuye la vida median– te la fe, la esperanza y el amor. Ei ,conocfaniiento experimental La vida con Dios tiene carácter vital y no intelectual. Así, pues, la oración, la fe, el amor se desenvuelcv;en en la zo– na eXiperimentaI del hombre y no •en la zona de las ideas. Ahora bien, la expe,ri,encia es cuestión de vivi,r y no de ,entender. Voy a poner una comparnci;ón deportiva. Yo puedo ser un especialista en natación y no ~:a– ber nadar. Puedo dar conferencias sobre la técníca de la natación, la respiración y los mo:vimientos, pero si no me echo al agua nunca sabré nadar. Saber de natación es cuestión de la zona intelec– tual; y el saber nadar es de la zona vital. Podría yo hacer bellas di'.=~quiskiones sobre la naturaleza de Dios y podría n0 "saber" nada de Dios. Jesús glorifica al Padre porque suele es,conder los miste– rios del Reino a los especialis-tas y, e:1 camJbio. descorre el velo a los sencillos. Yo mismo he podi,do comprobar cómo humildes hermanos no clérigos, que ejercen oficios de portero o •cocmero, esos hombres tienen el "sapere Deum" (el ,conocimiento experimental) ,en gra– do superior a sacerdotes y doctores. Como Dios no es una .fórmu1a de ál– gebra S"ino "Algui,en", el conocimient') de una :persona va .acompañado ,de tales vibraciones y resonancias subjetív.1s que suelo pensar que es intrínsecamente intransferible. •E,l "conocimiento" de– Dios no s,e puede transmi 1 tir de una men– te a otra. En su última esencia es inco– munioabLe. Dentro de este planteamiento, pienso muclhas véces que nadie puede introdu– cirme en los secretos del misterio de Dios. Es uno mismo el que tiene qae zambullirne en esas pro.fundas zonas. Y lo que el otro pudiera ayudarme en este "conocer" es una lejana arproxi:ma– ción. Este conocimiento "posee, por un la– do, el carácter privilegiado de intimid::d personal y de intuidón concreta, propia de todo conocimiento l'eligioso, perc p,artidpa, en cambio, de su caracter ex– traicientífico. .Es un conocimiento sim– ple, y quasi-inme,di,ato, aunque en ren~ lidad siempre analógico, in speculo" ( 31). De dos presencias, una sola presencia La palabra humana más adecuada pa– ra ha.cer paJtente la sensación (i!dea) de encuentro es la palaihra "intimidad". Intimidad es el cruce y resultad,1 de dos interiorida:des. Todo individuo, todo "yo" es sempre un drculo cerrado y con– céntrico, por naturaleza. Interioridad ,es un organizars.e y vivir hada dentro, en perpetua inclinación y convergencia hada el centro de uno mis– mo. La interioridad nadia tiene que ver con el egoísmo, aunque en algo se pare– cen. Ahora bi:en, dos interioridades que se salen de su círculo concéntrtco y s·2 pro– yectan mutuamente da por resultado una tercera zona que llamamos "intimidad": una r,ealidad :psicológica percépti 1 ble pero inexplica'ble. Intimidad es, pues, otra zo– na distinta de la,s dos personas; es algo así como una tercera ''persona" nacida de dos interioridades. Es precisamente la fecundidad de la trascendencia. Trascender es superarse. Trascender es salirse. Trascender es amar. Y el amor siempre es fecundo y siempre genera. Dos interioridades con– céntricas oue se han salido ide .sí m;s– ma:s y se han proyectado mutu'.lmente engendran el encuentro, en cierto sen– tido, el .a:mOir. Estamos en el umbral de la oración. Dios se nos ahre Lejos de permanecer encerra:do en su Mi-sm.idad, Di1os d:es'borda su imeriori– dad y se nos abre de varias maneras. En primer lugar, así como la natura– leza de la luz es ser radiante o ir.::-adian– t.e (está en su mi1sma naturaleza el de– rmmarse), como Dios es Bien (Amor) y el Bi,en es di<fuso o explosivo, por una especie de fuerza eXJpansiva Di:c,s fue creando todru, las cosas. Y, a pesar de ser en Sí mismo y por Sí mismo, "salió" de Sí mismo y se "de– rramó" •en las. criaturas. El uniJVerso es, pues, un desbordamiento del mismo Dios. Pero Dios no puede ser fundamente
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