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- 111- la celebración eucarística, sa1cramento que significa y produce la unidad fra– terna. Una vez más, será el pueblo de los hermanos quien se preocupe de la renovación, modalidad y variedad de la Eucaristía. Como comunidad de vida, la fraterni– dad deberá organizarse de tal manera que se tenga presente que los herma– nos se han juntado primordialmente para vivir amándose unos a 0 1 tros, y no para efectuar tal o cual apostolado. Elementos de vida como la recrea– ción, los viajes, el silencio, deben lle– var esa intención y dirección : forta– leoer las relaciones interpersonales y fraternas. Yo estoy viendo en este momento, en América Latina, dos obsitáculos que me parecen insolUJbJes para la convivencia fraterna : -- Muc!hos hermanos viv,en solos, co– mo curas. Y parece acentuarse esta ten– dencia. Sí uno vive solo, será dificil que .luego se ada:pte a la convivencia frater– na. Estoy viendo que tanto las Consti– tuciones como los Ministros provincia– les en sus encuentros desean evitar es– te hec!ho, pero no lo consiguen (16). - Los hermanos viven desbordados por la actividad. A veces no tienen tiempo ni para verse. Parece exigencia elemental que los hermanos reserven, como sagrados, cíer,tos momentos de fra– ternízadón. Sí se produce colisión en– tre apostolado y fraternidad, y si se tiene que sacriificar algo de lo uno o de lo otro, en una sociedad fraterna se pue– de sacrificar cualquier ,cosa antes que los medios fraternos. Ciertamente la con– vivencia no es fraternidad pero será di– ficil que haya fraternidad sin convi– vencia. Pero ahoca nos preguntamos : ¿qué mecanismo utilizar para lograr una so– ciedad fraterna? Fundamentalmente el capitulo o encuentro de hermanos. El nom– bre es lo de menos. Lo importante será que los hermanos se reúnan frecuente– mente para tratar de su vida y de sus ructividades, para amarse y para go– be;rna:r,se. No hay reunión de Mini'S'tros o res– ponsaibles en que no se recalque la im– portancia excepcional de este mecanis- mo de gobierno fraterno Lo consideran como solución a cualquier conflicto, co– mo instrumento de renovación y como motor vivificante de la fraternidad mi– norítica. Y: en todas las reuniones los Ministros toman la decisión inquebran– table de promoverlo, vigorizarlo e, in– cluso, de animarlo con su presencia. Tan firme es esta convicción que en la práctica identifican la marcha del ca– pítulo con la marcha de la fraternidad. Por lo que yo conozco, los primeros encuentros han terminado en fracaso. Procedentes nosotros de una fo,rmación indiv1dualista, se nos hace muiy difi,cil el diálogo. Y ese es el hecho histórico : al no saber dialogar, los hermanos en sus primeros encuentros sie trenzan en agrios debates, respirando por heridas antiguas y sacando a luz viejas histo– ras. A partir de estos desicala:bros, los hermanos prefieren que no haya más capítulo o encuentro. Sin embargo, dialogando se aprende a dialogar (17). No exLste otro método. Mud:10s hermanos mantfiestan el te– mor de que el capítulo se ,convierta, una vez más, en "institución" y pier– da efiicacia vital. En este mismo núme– ro de "Cuadernos franciscanos de Re– novación)' se dan sugerencias prácticas para evitar ese peligro. Para terminar esta parte, dedicada a analizar la estructura fraterna, voy a matizar una idea. Una cosa es caridad y otra, frnterni– dad, aunque ésta suponga aquélla. Po– dría ocurrir que en una sodediad con– ventua,l haya caridad porque hay un solo corazón y una sola alma, pero no· podríamos hablar de fraternidad u or-· ganismo fraterno. También podría ocu– rrir que ha1ya estructura fraterna sin que exista un solo corazón y una sola alma. En ese caso tampoco tend:ríamos fraternidad. En de!l'i.nítiva, la fraternidad propia– mente tal sería la conjugación de ca– ridad y estructura fraterna. Dificulifad,es provenientes de la perisona misma Hemos di1oho que la fraternidad es tamb1én una realidad humana. Y, co– mo tal, está sometida a las leyes de la

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