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-108 - DIFICULTADES EN Dificwtades provenientes de la selección vocacional Muchos herm.anos y hermanas arras– tran consigo dificultades para la adap– tación a la vida fraterna, desde antes de ing:resar en la fraternidad. No ca!be duda de que muchos, y sobre todo mu– chas, no tenían aptitudes originales pa– ra una conviven:cia normal y armonio– sa. Por eso su vida ha sido una historia permanentemente conflictiva, cualquie– ra haya sido la casa o los hermanos con quienes hayan convivido. Así se explican mucihas reacciones infantiles, desequilibrios, situaciones de enredo y complicación. Nunca debieron haiber in– gresado a la vida religiosa (9). Llama la atención la insistencia ma– chacona, y casi unilateral, con que la Iglesia exige la madurez al candida!to. Esa insistencia resulta casi increíble en la "Instrucción sobre la renovación acomodada de la formación para la vi– da religiosa" Lo repite tantas veces v de tantas maneras (cfr. sobre todo 10:s números 4, 5, 6, 8, 11, 14) que uno que– da con la impresión final de que lo único que se debe exigir hoy día al candidato es la madurez humana. Otro tanto en nuestras ConstHuciones (10). La vocación de muchos no .fué pura. Sobre todo estoy pensando en las reli– giosas. Toda vocación que haya ingre– sado buscando recibir algo (paz, afecto, seguridad) debería ser cuestionada en su raíz. Siempre será infantil, incapaz de amar, con una falla grave en suma– durez afectiva. El lector me va a excusar el que le haga una explicación psicoanalítica del infantilismo, enfermedad típica de mu– chos conventos. Se trata de lo que lla– man "fijaciones maternas". Viene a ser esto : el ser humano, en el seno de su madre o también en sus brazos. siente cumplidos sus deseos de segurid~d, pro– tección contra todo riesgo. Y la madu– rez se va adquiriendo en la medida en que uno se aleja de cuanto signifique "madre", po:r:que la madurez consiste LA VIDA FRATERNA en ser libre, mantenerse en pie por sí solo. El infantil es "el que permanece en el pecho de su madre, la criatura que sigue mamando en la vida, eternamente dependiente, que tiene la sensación de euforia cuando es amado, cuidado, pro– tegido y admirado, y en cambio se sien– te lleno de insoportable ansiedad cuan– do le amenaza la separación de su ma– dre amantísima" (11). El ser humano in:tu1ye que la vida es– tá llena de riesgos y peligros, y siente terror de saltar de los brazos seguros de su madre, solitariamente y sin apoyo de nadie, a la arena de esa aventura de la vida. Y muchos sucumben a la ten– es decir, se rerfugian en cualquiera per– tación de regresar al seno de su madre; sona, cosa o institución que le dé lo que dan el seno o los brazos maternos: pro– tección, seguridad, afecto. Son las fija– ciones maternas. No se deciden a cor– tar el cordon umbilical. Son los inma– duros, los infantiles, los incapaces de amar, solo ,buscan ser amados. Es en la lucha y en la libertad y en la indepen– dencia de la vida donde el hombre se personifica, adquiere el pleno desarro– llo de sus facultades (12). Ahora bien, yo me pregunto : para muchos, y sobre todo para muchas á10 será el convento el susti1tutivo y el sím– bolo del seno materno : protección, se– guridad, afecto? ¿No constituirá la transferencia del regreso al seno mater– no? Si esto es así, estemos seguros de que esos religiosos serán infantiles, nunca amarán, solo buscarán ser ama– dos, estarán eternamente conflictuados consigo mismos y con los hermanos; son radicalmente ineptos para la fraterni– dad. Conozco Congregadones femeninas que exiger. a la candidata o la carrera universitaria o que haya demostrado fehacientemente que es capaz •de valer– se por sí misma para vivir y triunfar en los distintos rubros de la vida. iUna buena manera para atajar a los infan– tiles!
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