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-- 113 -- No podemos hablar del hermano ma– lo. o del hermano detestable. A, lo sumo, podremos hablar del hermano difícil. Y esto, sin olvidar que si es dificil para nosotros, más dificil es para él mismo. Respetar. Aceptar Ante el misterio, respeto y reveren– cia. Y ésta será también la exigencia, primordial de la fraternidad ante el hermano dificil, o ante el hermano en– crisis : silencio, respeto y reverencia. San Francisco, sin tener conocimien– tos cientícficos, pero con una profunda intuición de la realidad humana, dice que lo:s hermanos "deben reverenciarse y honrarse unos a otros, sin murmuración" (1 Regla, 7). Yo encuentro que las ex– presiones "reverenciarse y honrarse" son extraordinariamente originales, no exentas de cierto aire caballeresco. Pu– do haber utilizado otras expresiones co– mo "amar", "apreciar". San Francisco imagina a los suyos como una especie de caballeros andantes de Cristo, y en su relación mutua des:ea maneras de cortesía. La .fórmula genial que propone san Frands,co para respetar y reverenciar el misterio del hermano dificil es el si-– lencio. No cabe mejor fórmula. La con-– duda de los hermanos difíiciles o entra-– ~os en crisis, difídlmente podrá ser jus-• tiii,cada. pero siempre podrá ser cubier-• ta con el manto del silencio. La falta de respeto mutuo, precisa-• mente por falta de reverente silencio., ha sido la enf.ermedaid epidémica de I,as, casas de foailes y monjas : la murmu-.. ración, el ·chismorreo, el aventar aven-• turas y desventuras... iProfunda falta de respeto mutuo! Sobre todo para con los hermanos en crisis. Este clima de amargo lamento y murmuración es el fenómeno que la psicología Uama "vio-• lencia compensadora". En una palabra : los incaipaoes de ,construir, necesitan destruir en los demás lo que no han podido construir en sí mismos o por si mismos (19). Con distintas expresiones, san F'ra:n– cisco aconseja el silencio para respetar el misterio del hermano : "Todos los hermanos guárdense de calumniar a na-· die... más bien procurren guardar silen- cio"... "A nadie injurien, no murmuren, no digan mal de los demás"... "No jUJZ– guen no condenen..." (1 Regla, 11). Con distintas palabras viene a decir una sola cosa : irespétense con el silencio! Y en la "Carta a UIIl cierto Ministro" hay una heillísima expresión : " ... y en– cubran el pecado de su hermano". i'Ex– presión tejida con la misericordia y la salbiduría! Pero no hasta con respetar. Es nece– sario aceptar al hermano, tal como es. Si nosotros nos debemos aceptar tafes como somos y no como nos gustaría ser, deberemos aceptar al hermano, dificil no tal ,como nos gustaría que fuera sino tal como es, porque si no podemos agregar un codo a nuestra propia estatura icuán– to menos podremos agregar a la es.ta: tu– ra del otro! En el fondo se trata de hacer de ci– reneo : ayudar al hermano a llevar la cruz. "Llevad los unos las cargas de ·los otros" (Gal. 6, 2). San Francisco exige muchas veces la corr,eoción fraterna. Y en este sentido les da a los Ministros numerosos conse– jos, llenos de miserkordi.a. Pero la vida y su instinto evangélioo le dieron .a en– tender que ni la corrección fraterna. ni. los ,castigos medidnales, ni la aplicación dura de la ley redimirán al hermano. A lo sumo se corrr-e,girá : dejará de hacer aquello por lo que -le reprendieron o le castig.aron. Y llegó a la convicción de~ finitiva de que lo único' que redimirá al he:mnano es el amor. Solo el amor es capaz de hacer milagros, de transfor– mar vidas. Y esto tiene su explicación. La histo-• ria y el diagn,óstirCo de los hermanos en crisis es el siguiente : un enfermo se sa– na en la ca,ma. Esrte principio de senti– do común hay que elevarlo y aiplircarlo al hermano "enfermo". Cuando el her– mano ha entrado en aguda c;isis o ha ,cometido un "pecado", es un enfermo. Como todo e:nlfermo pudo haberse sana– do arropado en la "cama" de la frater– nidad : en comprensión, cariño y amor. En vez de tener eso, la fraternidad reac– ciona fr.entre a es 1 e "pecado" con ex-tra– ñeza, lo resiste y mudamente lo conde– na. Entoniees el pobre hermano "enfer-