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-197- mático en la Iglesia, y estos hermanos, de hecho, forman par!e del grupo ministerial, a pesar de ser religiosos. .- - De esta manera, la vocación religiosa con sus exigencias y peculiarida– des de hecho queda atrofiada y sofocada porque las actividades ministeriales a!;,sorben por completo al hombre religioso. La vocación franciscana, que es nfüdamente carismática, queda deteriorada eri su inspiración origin~l y valo– res generales. Muchas veces pareciera no haber distinción entre los sacerdotes diocesanos y los sacerdotes franciscanos. Los provinciales del Brasil comienzan a tomar conciencia de esta situa– ción. En algunos de ellos es un despertar muy inquieto y repiten como un lema: para nosotros lo importante no es el hacer sino el ser. El Reino es Jesucristo. El· crecimiento del Reino es proporcional al crecimiento de Jesucristo, y Jesu– cristo crece en la medida en que nosotros reproducimos en nuestra vida la vida de Jesús. O mejor, debemos reproducir con una intensidad particular un aspecto de la vida de Jesús. El Reino no es "más grande" porque tengamos tantos bautismos, tantos matrimonios o tantas sesiones de catequesis. Es con su vida y no con su ac– ción que el religioso "empuja" a Jesucristo a un crecimiento incesante hacia la Estatura Total. Así como en otros países de América Latina se ha producido, sobre todo entre- los jóvenes, un fuerte cuestionamiento entre la vocación franciscana y la vocación sacerdotal, con implicaciones .en el ordenamiento de las activida– des y en la pirámide de la formación, eso no ha ocurrido en el Brasil, al menos yo no lo ví. En general se les ve a los hermanos muy felices y satisfechos en sus trabajos ministeriales y, al parecer, no existe ni inquietud ni búsqueda de ·otras formas de vivir la vocación franciscana. A pesar de lo dicho, ha surgido una bastante fuerte sensibilidad res– pecto a los valores fraternos de nuestra vocación. Como consecuencia de esta sensibilización existe inquietud general por armonizar las exigencias fraternas con las obligaciones del servicio parroquial. Pero yo no encontré, ni me enteré que existieran, nuevas formas de vida franciscana como las fraternidades de presencia entre los pobres, campesinos o intelectuales, u otras formas de viven– cia franciscana. Entre las diferentes actividades de los hermanos, una obra apostólica · que la encontré rev,estida de cólores más típicamente franciscanos es el sistema ·de misioneros ambulantes. Así por ejemplo, la provincia capuchina ri6gran– dense tiene destacados dos equipos (cada equipo tiene tres hermanos) para el servicio y vivificación de las parroquias en los grandes estados atlánticos. Y otro tercer equipa para los estados de Goyaz y Mato Grosso. Los hermanos que integran dichos equipos son sumamente valiosos. La provincia· capuchina de Parahá no sólo tiene seis hermanos permanentemente rotando por las diver– sas diócesis, sino que últimamente se han propuesto como ideal el que los pá- .. rrocos vayan circulando por turno en estos· equipos de misionerós ambulantes para desinstalarse, enriquecerse y tener un sentido eclesial más global. Hay provinciás que se han lanzado a un apostolado de eficacia a través de poderosos medios de difusión. Un ejemplo, entre otros, es la provincia capuchi-

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