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- 113 - espiritualidad y la propia identidad, con ocasión de la rev1s1on de las Consti– tuciones, les ha hecho descubrir con entusiasmo el entronque franciscano. Por otro lado, gran parte de esos Institutos habían reducido su espiritualidad a las motivaciones de sus obras apostólicas, con el peligro de verse desorientados al perder actualidad algunas de esas obras o las formas de piedad en que, en cierto modo, se centraba su espiritualidad. El saberse ahora dentro del rico caudal de espíritu de toda la familia franciscana, al mismo tiempo que les ha hecho ampliar los horizontes evangélicos, les ha ayudado a captar mejor el ca– risma peculiar de los propios fundadores y fundadoras. Desde el punto de vista de la personalidad femenina creemos que se ha de sacar partido de los elementos que ofrece a la mujer ese mismo espíritu, con la parte que en él tienen el amor, la unción afectiva, la minoridad hecha servicio, la concretez, la sencillez y la mansedumbre, la misión de paz. Centenares de religiosas toman parte en cursos nacionales y regionales de franciscanismo, y no son pocas las que adquieren esa formación a nivel universitario en el Instituto Franciscano de Espiritualidad de Roma. Las Constituciones renovadas difieren, sobre todo en este aspecto, de las que regían la vida de cada Instituto desde el Código de Derecho Canónico, todas redactadas según un patrón común, totalmente neutro. Ahora se trata de dar un paso más, sustituyendo la Regla aprobada por Pío XI en 1927, falta de inspiración franciscana, para la Tercera Orden Regular y para todas las Con– gregaciones franciscanas. Existe ya un proyecto bien trabajado, de contenido plenamente franciscano, que se espera sea aceptado por la mayoría de dichas Congregaciones para ser presentado a la aprobación de la santa Sede. 5.- La crisis actual irá siendo superada, lo esperamos, por ese camino señalado por el Vaticano II, poniendo el esfuerzo mayor en la renovación espi– ritual. Pero dejará una serie de lecciones saludables: a) renunciar a la vanidad del número y del nombre del Instituto; b) dar más importancia a la fuerza del testimonio de la vida que a la eficacia humana de las obras; c) fomentar el espíritu de fraternidad, en un clima de mutua confianza, de corresponsabilidad, de renuncia a los intereses personales; d) por parte de las superioras, respeto a la realización personal de cada hermana, confiando en su rectitud y alentando su iniciativa; y por parte de las hermanas, confianza en la rectitud y responsabilidad de las superioras, aceptando con sentido de madurez y de obediencia la autoridad, cuidándose ya de actitudes contestatarias negativas; e) docilidad al magisterio de la Iglesia, lo mismo cuando frena que cuando impulsa hacia nuevas experiencias y nuevos caminos; f) y reconocer que en la crisis actual todos hemos pecado, "tradiciona– les" y "progresistas", por el mero hecho de definirnos en uno o en el otro ba11do, y por pretender imponer nuestras "seguridades" al hermano. Unámonos todos en el deseo de ser fieles al "espíritu del Señor y su santa operación", y terminaremos caminando, humildes y hermanos, el uno junto al otro, unidos en un mismo ideal. 4. La rñu;er en el franciscanismo seglar Se plantea aquí todo el problema de la renovación de la Orden Tercera Franciscana, mejor llamada hoy en algunas. naciones Fraternidad Franciscana Seglar. Por falta de verdadera vitalizaéión franciscana y de compromiso cris– tiano, habían llegado a convertirse las hermandades en meras cofradías piadosas,
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