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- 129 -- los cruzados y el sultán Malek El Kamel. "Hizo" una paz cósmica armo– nizando en una alianza los seres todos del universo. Qué impresionante mensaje de paz en la leyenda del hermano lobo... ! Qué dinamismo revolucionario y pacificador contiene la "Plegaria simple"! Una paz dinámica, y solamente ella, es capaz de acabar con las guerras y conflictos y tensiones; porque la paz es más fuerte que la gue– rra, así como el Bien "puede" más que el Mal porque el Bien es la su– prema categoría del universo porque Dios es "Sumo Bien". No teorizó Francisco sobre problemas sociales, pero los favoritos para él fueron los "marginados": leprosos, pordioseros, salteadores. En una Iglesia feudal permitió que los no-clérigos asumieran la dirección de la Fraternic.ad. En las Hermandades de la Tercera Orden participaban indistintamente el noble y el plebeyo. Según los historiadores, estos he– chos contribuyeron no,tablemente a la superación de muchas divisiones e injusticias sociales de su tiempo. Los hennainos menores, l1oy, en Amér.ica La.tina Son muchos a quienes he oído que nuestro puest~ singulé).r de her– manos i;ienores, en este continente, está en la promoción de la paz. Ahora bien, Pablo VI y los Obispos nos han dicho que la pa·z na– cerá del desarrollo. Por nuestra convivencia con todos, debemos mani– festar que las divisiones son artificiales e indignas de los hijos de Dios. Igual que Francisco (después de desinstalarnos de los ambientes burgueses) debemos hacernos presentes entre los marginados para pro– moverlos en .todo orden y "desarrollarlos". Y nacerá la Paz. Según la triple distinción que arriba hemos heoho (el mundo de los pobres, el mundo obrero, y el movimiento --- reivindicador --obrero), yo me pregunto si fa manera más eficiente de "desarroJlar" (y "hacer" la paz) ~o será mediante grupos de presión. Los ricos nunca cederán "a las buenas"; ellos siempre llamarán "paz" al "orden establecido", pero un "orden" violento por injusto. Por una paradoja de la vida, la única manera de tener paz es teniendo justicia y la única manera de tener jus– ticia es forzandcJ los hechos. Me pregunto si nuestro lugar, aquí y ahora, no estará en el mundo obrero e incluso en el movimiento obrero. Dejo ebierta la pregunta. Ahora bien. Para ser "obreros de la paz" no nos podemos confor– mar con denunciar las injusticias con franqueza en nuestra predicación. Yo me pregunto si esta vocación típica de "obreros de paz" (no tan solo '''mensajeros") ¿no nos obligará a abandonar muchos de nuestros actuales compromisos, como la enseñanza, parroquias, tareas conventuales y cle– ricales para hacernos presentes en otros mundos, como "testigos''? El frandscanismo contiene una gran carga revolucionaria. Cuántos esque– mas eclesiásticos y culturales no desbordó Francisco con su autentici– dad... ! Es inherE'nte al alma franciscana, cierta audacia, sorpresa, capa– cidad de inventar e improvisar. Este sería el tiempo y el lugar para re" editar esos carismas. Y termino con unas recomendaciones que reflejan admirablemente las ideas quf! hemos desarrollado en este trabajo.

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