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-- 125 -- de los ecles.;ú~'.irns y religiosos viven por lo menos con cíerta segundad "mientras le:, pobres carecen de lo indispensable y se debaten entre la c:mgustia y la incertidumbre". Pero peor que eso, puede ocurrir que los hombres ele Iglesia "no se identifiquen reaimente con ellos, con sus pro– blemas y angustias" (18). La pobrezr, de la Iglesia y la de sus miembros, especialmente de l01S religiosos y, más en especial aún, de los franciscanos, tiene que ser signo y compromiso: Preferencia y soíliid.aridiad: -A la hora de distribuir el personal, se ha de tener preferencia por los sectores más abandonados. - Solidarizar con los pobres significará "hacer nuestros sus proble– mas y sus luchas, saber hablar con ellos". Y esta solidaridad se ha de con– cretizar en la deEuncia de la injusticia y de la opresión. -Esta solidaridad tiene que tomar forma de promoción humana a favor de los marginados, "respetando su dignidad" y enseñandoles a ''respetarse a sí 1nismos". Testimonio y servido: - Las Comunidades religiosas son especialmente las llamadas, "por especial vocación'' a dar el testimonio de la pobreza evangélica. Se alienta a los que quieren "formar pequeñas comunidades, encarnadas realmente r,n ambientes pobres''. Se les invita a compartir sus bienes con los demás, y no solamente de lo superfluo, y a poner sus edificios al ser– vicio de la comunidad humana. --Una sincera conversión ha de cambiar }a mentalidad individua– lista en otra de sentido social y preocupación por el bien común. --"Queremos que nuestra Iglesia Latinoamericana esté libre de ata– duras temporales, de convivencias y de prestigio ambiguo'' (19). ----"Así. la Iglesia, continuadora de la obra de Cristo, uresentará ante el mundo el signo claro e inequívoco de la pobreza ele su Señor" (20). Como se ve, nuestros Obispos hacen un dramático llamado a todos los estamentos ele la Iglesia a situarse en estado de auténtica pobreza. "Sirviendo a;l Señor en pobreza y humildad" Una estrofa dedicada a los francis,canos. En medio del llamamiento general de los obispos de América Latina a la vocación de pobreza, hay como un rPquerimiento dirigido a los franciscanos: "Todos los miembros de la Iglesia están llamados a vivir la pobreza evangélica. Pero no todos de la misma manera, pues hay diversas vocaciones a ella, que comportan diversos estilos de vida y diversas formas de actuar. Entre los religiosos mismos, con misión especial dentro de la Iglesia en este testimonio, habrá di:feriencias según los ca·rrismas rp,ropios" (21) Pablo VI hablando al Capitulo General extraordinario OFM. (1967) les di.jo que la razón de ser de los franciscanos es "dar te.stimo- (18) Medellín II. Ibídem, Il9 3, pá:g. W8. (19) Medellin II, "Pobreza de la Iglesia", nQ 18, p. 213. (,20) Ibidem (21) Ibídem, nC? 6, p. 2'Ql9.

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