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--124 - dicaciones conciliares) cabe mucho lugar para los dones y las condiciones personales. Supongamos, por ejemplo, que tal Congregación haya sido fundada para la docencia, y que una hermana no tiene condiciones pedagógicas, sino más bien para la beneficencia. ¿Qué criterio ha de prevalecer? Se sue– le decir que la hermana ya sabía antes de ingresar, de qué vida y activi– dad se trataba; y que al profesar en tal o cual Congregación, se compro– metió con el modo de vida y actividad de la misma. Eso es cierto. Pero también es ciert0 que el despliegue de los dones de una persona aparece mientras se va viviendo... "La misión apostólica recae en primer lugar sobre la comunidad; y los hermanes participan de la vocación apostólica de la comunidad (CC. GG., 107). Cree que es un criterio muy importante para la solución de ciertos conflictos que pueden surgir por razón de los ,carismas particula– res. Los talentos y carismas particulares no pueden estar en pugna con la vocación d':; L1 Fraternidad. No quedan excluidos. Simplemente la comu– nidad los pene a prueba y los re.conoce aceptables en la medida en que pueda asumirlos y no dificultan su propia misión apostólica... habiendo deliberado entre superiores y súbditos acerca de las actividades que han de asumir los hermanos" (15). Este es un buen criterio, me parece. Pero también aquí queda abier– to el interrogante: ¿qué tiene prioridad: los carismas personales o el caris– ma de la Fraternidad? • 3 . LINMS DE ACOION 1 FRANCISCANA PARA AMERICA LATINA Esta revisb ha publicado un ensayo de acción franciscana para Amé– rica (16). Desde entonces se ha producido un acontecimiento de grandes alcances de acción apostólica en este continente. Se trata de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín (1968). En esta última parte del trabajo vamos a tratar de confrontar y ensam– blar aquel ensEJyo con los documentos de Medellín. LA POBREZA, EL MEJOR MEDIO APOSTOLICO La voz y las consignas de ]os Obispos Los Obispos comienzan ,con un grito desgarrador: ''El Episcopado Latinoamericano no puede quedar indiferente ante las tremendas injusti– cias sociales existentes en América Latina, que mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa pobreza, cercana en muchísimos ca– sos a la i_nhumana miseria" (17). Más tarde, los Obispos señalan una serie de factores que han dado la apariencia dC: riqueza en la Iglesia: los grandes edificios, el sistema de aranceles y pensiones escolares, vehículos propios... De todas formas, aun– que es más la apariencia que la realidad, no cabe duda de que la mayoría (1'5) I,bidem, p. 95. (16) "Un estilo de vida fnanciscana para América Latina", Cuadernos Franeisea– nos de Renovación, 3 (s,etiemibre die 1968), pp. 17 5-205. (17) Medellin II, "Pobreza de .1a Iglesia" n<.> l. pág. 2 1 07.

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