BCCCAP00000000000000000001652

ejemplos. Después de narrar el socorro recibido por mano de un desconocido, comenta: "Quedaron refocilados más con el don de la liberalidad divina que con alimento de la misma carne" (8). En Ri– votorto: "Ponían más cuidado en alimen– tarse del pan de las lágrimas que de las delicias" (9). Al hablar de la austeridad de Fran– cisco en el modo de vestir, le hace res– ponder a los que se admiraban de que pudiera resistir el frío del invierno: "Si nos abrazara internamente el fuego del deseo de la patria de arriba, no nos sería difícil soportar este frío exterior" (10). Y poco después pone en boca del santo esta máxima: "Mucho más soporta– ble le resulta al varón espiritual el frío más riguroso en la carne, que experimen– tar en el espíritu, aun por poco tiempo, el ardor de los incentivos de la carne" (11). Al milagro de la conversión del agua en vino, por efecto de la bendición de Francisco, pone una acotación sobre "el despojo del hombre viejo y la vestición del hombre nuevo" (12). La Legenda minor, si bien no contiene datos diferentes de la obra extensa, tiene el valor de darnos, en rápida síntesis, la sucesión de los hechos y la imagen del santo en bellas pinceladas. De los demás escritos del doctor seráfi– co, los que mayor abundancia de noticias y de elementos para la visión bonaventu– riana de Francisco ofrecen, 1 son los seis Sermones predicados sobre el santo fun– dador ante diferentes públicos. Pero tam– bién en otros opúsculos aparecen acá y allá datos que pueden ser de utilidad. 1. E L H O M B R E F R A N C I S C O La juventud de Francisco Celano, en su primera biografía, había hecho del joven Francisco poco menos que un disoluto (13), guiado seguramente más de una intención moralizadora que de la realidad histórica. Por el contrario, en la Vita II, escrita cuando ya el santo 8) LM, IV, 1. 9) LM, IV, 3. 10) LM, V, 2. 11) LM, V, 3. Y algo semejante en V, 4. 12) LM, V, 10. 13) 1 Cel, 1 · 3. -45- fundador era mirado por todos desde una perspectiva más distante, más subli– mada, echa un velo sobre la "vida de pe– cado" y comienza proclamándolo desde la primera línea: "Francisco, siervo y amigo del Altísimo", un gran predestina– do. Poco a poco esta idea de una predes– tinación fuera de serie cobraría cuerpo y llegaría a hacerse convencional, auxi– liada por tardías invenciones legendarias. San Buenaventura se sitúa en una pos– tura de equilibrio. El joven hijo del mer– cader se habría sentido prisionero del ambiente, impedido para responder al designio de Dios sobre él por el concep– to materialista de la vida, que veía en Pietro Bernardone, y por los atractivos de la frivolidad, que le ligaban a la ale– gre juventud burguesa de Asís. La gracia de Dios triunfa, no por medio de una con– versión, "sacándole de los pecados", co– mo el mismo Francisco confesará en el Testamento, sino previniendo: "Dios, ade– lantándose benignamente con bendiciones de dulcedumbre (Sal. 20, 4), lo liberó por una parte, con clemencia, de los peligros de una vida presente y, por otra, lo llenó copiosamente de los dones de la gracia celeste"; así no cedió ni a la lascivia de los jóvenes, siendo como era amigo de regocijos, ni a la codicia de los mercade– res, por más que no le desagradara alar– dear de rico. Prevenido por los dones de la gracia (14). Cualidades humanas Las hallamos enumeradas en el retrato que la Legenda maior nos da del joven predestinado: "Había infundido Dios en el corazón del joven Francisco una compasión li– beral hacia los pobres, que creció en él desde la infancia . . . La suavidad de la mansedumbre, unida a la distinción mo– ral, la apacibilidad y la afabilidad por en– cima de lo común, la liberalidad y mu– nificencia más allá de lo que consentían las posibilidades, adornaban de manera manifiesta a este adolescente de buena índole y eran como el preludio de la abundancia de bendiciones divinas q-..ie, andando el tiempo, vendrían sobre él" (15). 14) LM, Prol. 1; I, Is; Leg. minar, I, l. 15) LM, I, l.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz