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- 251- cesi:lad de renovac10n de personal ya que los m1s10neros pronto ''enve– jecían" intelectualmente y se desgastaban en arrestos vitales. De todas maneras la Asamblea gozosamente tomó nota del aprecio que el Esquema expresaba respecto de las misiones. Respecto al apostolado en si mismo, el Esquema continúa con los altibajos. Como hemos dicho, el Capítulo quinto descubre grandes horizontes apostólicos cuando habla del trabajo de. los hermanos. Con esto, cual– quier trabajo recupera SJU s,entid,o apostólico, igual que en los tiempos de San Francisco. Con la posibilidad de convivir entre los hombres tra– bajando, se recupera también el carácter itinerante o de "inserción en el mundo", que la Fraternidad tuvo en sus primeros tiempos. De esta manera, al mismo tiempo que vemos ensancharse la dimensión apostó– lica, vamos logrando el verdadero rostro de la Orden. Pero el capítulo noveno, ''de la vida apostólica de los hermanos" es una lamentable marcha atras. Débil y confuso el capítulo. No hay posibilidad ni de hurgar entre líneas porque ni con optimismo conse– guimos vislumbrar algo positivo. Siempre se habla del apostolado cleri– cal. Incluso hay insistencias de muy dudosa "patente franciscana'' como los artículos sobre confesonarios, parroquias, celebración diaria de misas. De nuevo se habla del "derecho" del Provincial para supervisar y coor– dinar el trabajo apostólico de las Fraternidades, desconooiendo con ello la existencia de los Planes Pastorales de Conjunto. La Asamblea pidió que en relación a los estudios (clericales) no haya tanta extensión ni tantos artículos; basta una breve referencia al decreto "Optatam Totius''. Se disparó fuego graneado en contra de nuestra institución, la Ordien Tercera Jfr¡anciscana, tal como la concibe, aunque brevemente, -el Esquema. Se dijo sin tapujos que esta institución debe renovarse o morir. Que, al respecto, vivimos de sueños pasados recordando glorias y nombres ilustres, igual que las ancianas que pasan recordando tiem– pos mejores. La falta de valentía, es decir de humildad, nos mantiene pegados a formulaciones completamente caducadas hace mucho tiempo, lo cual es una manera de traicionar a la Iglesia porque estamos haciendo que el Cuerpo de la Iglesia tenga que arrastrar cuerpos decrépitos que en– torpecen su marcha. La TOF, tal como está estructurada, en vez de ser un instrumento de apostolado, es un freno. La Fraternidad debe ser humilde y valiente. Ver la realidad y actuar en consecuencia aunque tengamos que deshacernos de formas que tienen siete siglos de existencia. El número siete de la Declaración entrega unas cuantas recomen– daciones concretas para que la TOF pueda ser un verdadero y dinámico instrumento de apostolado. Santi-ago de Chile, agosto de 1968. A continuación les presentamos los dos documentos oficiales re– dactados por los participantes en la reunión de Quito: La "Declaración sobre J,a vi.da franciscana en Hisplanoamérica" y las "Proposiciones al Capítulo General OFM. CAP."

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