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-247- -alza en la imaginación de los hermanos el supuesto pecado sexual, 'l.un – que el texto no diga nada. Y se pidió que "el texto destaque explícita– mente la importancia de las faltas contra la Fraternidad'' (cfr. proposi– ción 17). También se dijo que aquí "falta, en toda la técnica del capítulo, el sentido social del pecado, como ruptura con la Iglesia y con la Frater– -nidad''. B. PROCESO DE DESCLERICALIZACION Este punto de la desclerica,lización interesa y se emparenta con la -minoridad y el apostolado. No obstante, nosotros preferimos referirlo y centrarlo en la fraternidad porque pensamos que se trata de una rama directamente desgajada del tronco de la fraternidad, y alfá debe retornar, ,como a su verdadero manantial. Efectivamente, el proceso de desclericalización, en el fondo, no es -otra cosa, al menos en nuestra Familia, sino una clarificación, un cami– no para llegar a la afirmación de Jo que somos, de lo que fuimos en el .principio, es decir, un hogar de hermanos, una Fraternidad. En el tiempo en que el franciscanismo asomó al mundo, había dos formas de vida religiosa: los monjes, derivados de la Regla de San Be– nito; y los canónigos regulares, derivados de la supuesta Regla de San Agustín. Los primeros, laicos; clérigos, los segundos. Francisco no quiso -ni lo uno ni lo otro: "nadie me enseñaba lo que yo debía hacer". Y comen.: zaron a existir y viviir como "hermanos a_ue forman pequeños hogares" ·(cfr. P. Gratien de París, "Historia de la fundación y evolución de la 'Orden de Hermanos Menores en el siglo XIII''). Lamentablemente, bajo el peso de las circunstancias, y sobre todo durante el generalato de fr. Haimón de Faversham (1240-1244), aquellos pequeños grupos de hermanos, alegres peregrinos del Bien y la Paz, fueron trocándose en sabios clérigos de París, Bolonia u 0xford. H::icia el año 1::274, último año del generalato de San Buenaventura, la primiti– va Fraternidad, eminentemente laical, se había tomado en la poderosa Orden Franciscana, eminentemente clerical. La Asamblea de Quito pudo percatarse, con gozo, de que el Es– ,;quema contiene elementos dinámicos de gran fuerza para generar el "proceso de desclericalización y, de esta manera, llegar a redescubrir la ·verdadera fisonomía de nuestro escudo familiar, la fraternidad. Hay dos capítulos, neos en posibilidades: el segundo que trata de "la vocación a nuestra vida'' y el quinto que habla "del modo de tra– bajar''. En el capítulo II se habla indistintamente de los candidatos. Todos. vienen para "hermanos menores». ''La formación especial tanto para los hermanos clérigos como para los hermanos no clérigos debe orde– narse, en el transcurso del tiempo de iniciación, según las peculiares ·circunstancias y Estatutos de las Provincias." El Capítulo quinto contiene más gérmenes: Realmente nos halla– mos ante un hontanar riquísimo, de posibilidades casi ilimitadas, en que _cualquiera .actJvidad del hermano menor es apostolado, y asoma con ,fuerza conmovedora la Iglesia humilde y servidora ya que. "nos atañen

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