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-12- Concedido que éste es un año de prueba, se decía, no queda sino, someter al novicio a un complejo de pruebas que nos demuestren si es o no verdaderamente apto para la vida religiosa. Y la fantasía del maestros de novicios se fatigaba haciendo avanzar al novicio mediante• prácticas artificiales, como acciones simbólicas, humillaciones, peniten– cias, actos de obediencia de puro ejercicio, permisos minuciosos; en su– ma una verdadera prueba de resistencia de la docilidad y buena vo-– luntad del sujeto. La mayoría la superaba con positivo éxito, precisamente porque– sabían que era una prueba de resistencia. El asunto estaba en "sostener– la" con mayor o menor provecho espiritual hasta la profesión. El que, tenía una vocación firme, la tomaba en serio, como un complejo dé me– dios ascéticos encaminados a hacerle alcanzar la purificación y el do– minio del propio yo. Si la adhesión era madura y consciente, en virtud' de una vida espiritual rica, el noviciado podía devenir un impulso de– cisivo hacia la santidad. Pero la mayor parte de los bien intencionados no poseían una personalidad capaz de transformar estos artificiosos · ejerc1c10s en ocasiones de alcanzar el propio ideal de perfección o de• apostolado, y permanecían como domesticados o para siempre descon– fiados de sus valores personales, porque ya estaban habituados a consi– derar como un mal todo aquello que hubieren podido hacer e pensar por propia iniciativa. En cambio aquellos que tenían una vocación menos profunda, una vez asegurados por la profesión, se sacudían de encima-– todo aquello, como quien ha superado un peligro, comprometiendo así los ideales de una vida aprendida pero no asimilada. El enorme éxodo de tantos jóvenes profesos, ¿no será quizá cau– sado por la sobrevivencia, siquiera sea parcial, de semejante concepción del noviciado? Dirigido a "probar'' al noviciado, no ha servido ni para seleccionar convenientemente, ni, sobre todo, para comprender y hacer· madurar la vocación. El noviciado conserva su: función de experimento activo y perso-– nal de parte, del novicio, con la colaboración y bajo la dirección del maestro. Pero tal experimento no es el fin úníco y ni siquiera el más importante del noviciado. O, si -se prefiere, esta función selectiva que-· tiende a poner al candidato en mejores condiciones para que pueda dar con madurez su respuesta al divino llamado y para examinar sus disposi– ciones, no se obtiene mejor cargando el acento sobre lo que el noviciado conserva de prueba; ésta se verm~ará automáticamente enderezando ei empeño del joven hacia metas más positivas. El noviciado debe ser concebido principalmente com0 iniciación• a la vida religiosa y tener como objetivo el prfsentarla al candidato en· toda su dimensión evangélica y eclesial, hac~le comprender bien el es-– píritu y la misión del propio Instituto y hacer de manera que viva su vocación lo más realmente posible en las condiciones normales en que• se encontrará cuando profeso. 2.- ¿ COMO DEBE ORIENTARSE HOY EL NOVICIADO '! Si la finalidad del noviciado es iniciar a la vida religiosa - desde• la época humanista, este periodo de la vida ha sido llamado "tiroci– nium" - todo debe ser concebido en función de facilitar al candidato et

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