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convertido sus apegos en ídolos. Y los ídolos esclavizan. Los ídolos concentran en la cria– tura olvidando al Creador de la misma. Por los ídolos se lucha y se muere. La construcción de la paz exige esfuerzo; No es algo hecho para siempre. Exige abne– gación, renuncia y con frecuencia el aceptar el sufrimiento ... Si no nos gustase oír esto ... ¿qué le vamos a hacer? La ascesis es necesa– ria siempre para seguir adelante, dando a nuestra vida cristiana plenitud en esa paz que es don, pero que es compromiso a la vez. La alegría La paz va indisolublemente unida con la alegría. La alegría ayuda a crear, fomentar, mantener la paz. Es un elemento esencial de la misma. Fomentar, mantener la paz. Es un elemento esencial de la misma. Si no hay alegría no hay paz. Cuando florece la alegría entonces sí hay paz. Sólo un corazón alegre puede llevar paz a los demás. La alegría fo– menta alegría. San Pablo nos recuerda: "Her– manos, alegraos, sed perfectos; animaos; te– ned un mismo sentir; vivid en paz y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros" (2 Cor 13, 11). Ser transmisores de alegría, de esperanza alegre es parte de nuestro cometi– do en la vocación a la que hemos sido llama– dos. El libro de los proverbios nos dice: "Una noticia alegre reanima los huesos" (Pr 15, 30). Hay muchas ocasiones que requieren la medicina de una sonrisa. Si supiésemos son– reír a tiempo ¡cuántos malentendidos se su– perarían al instante! Por eso, el aprender a sonreír exige un ejercicio de nuestra parte. Una sonrisa... ¡es capaz de disipar tantas tensiones!. .. Uno tiene más fuerza en Ja ale– gría que en la tristeza, en el decaimiento. Ahora bien ¿cuál es la fuente de la alegría? Dios. Dios es la fuente de donde mana todo bien. El buen humor es esencial en nuestra vida. No puedo menos de transcribir esta cita, un tanto extensa, del claretiano José Cristo Rey Paredes hablando sobre el mismo. "El humor no es una virtud, es la irradiación de todas las virtudes. Se tiene humor cuando uno no toma demasiado en serio lo relativo con– fundiéndolo con lo absoluto. Reírse de uno mismo es propio del auténtico humorista. Sabe que tiene dentro de sí los defectos que descu– bre en los demás. Por eso es indulgente, gracioso. El verdadero humor nace del amor y la esperanza. Es afectuoso, sonriente, cálido, porque surge del corazón que ama. El humor es un truco del amor. Propio del que tiene humor es hablar con una sonrisa, con un tono agradable, con una mirada serena. El humor es una cualidad de la humildad auténtica. Es el resplandor de la gracia de Dios. Siempre que una persona sonríe es bella. Humor es libertad evangélica para dibujar una sonrisa terapéutica ante tantas cosas que en la Iglesia y en el mundo se toman demasiado en serio. Nuestra vocación surge de una sonrisa de Dios. Humor es vivir haciendo memoria per– manente de esa sonrisa". < 5 J Estoy convencido que hay actitudes que podemos cambiar en nuestra vida: ser más optimistas, ser más alegres. Si nos decidi– mos por ello seremos mejores constructores de la paz. La amistad En sentido ideal el amigo es quien ama por encima de toda búsqueda personal intere– sada o utilitarista, quien está todo disponible a acoger al otro, quien desea ofrecerse como don. La amistad es, como la paz, un don y una tarea. Fomentar la amistad es construir la paz. Donde hay amistad no hay guerra. La Sagrada Escritura no ofrece un tratado teórico-sistemático sobre la amistad. Se limi– ta a indicarla como una experiencia histórica que se considera desde una perspectiva de fe. La Palabra de Dios recuerda con insistencia experiencias admirables de amistad. Baste re– cordar la amistad entre David y Jonatán: "El alma de J onatán quedó prendada del alma de David, y Jonatán comenzó a amarlo como a sí 119

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