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cia, iniciada en 1210 hasta su muerte en 1245, parecía dar motivo justificado para ello. Sin embargo, dado que este doctor in– gresa en la orden franciscana en 1231, año de la muerte de san Antonio, su docencia franciscana es posterior a la de san Antonio, quien la inicia en 1223 con autorización del mismo Francisco. Hoy ya nadie discute, ni es discutible, que san Antonio ha sido el primer lector que oficialmente ha enseñado teología dentro de la Orden .franciscana. El hecho Para los no avezados a la historia interna de las órdenes medievales anotamos que el título de lector se reservaba entre dominicos y fran– ciscanos al profesor cualificado para enseñar teología y filosofía. Como profesor cualificado inició Antonio su docencia en la casa francis– cana de Bolonia. San Francisco le dio su bene– plácito con esta amable y respetuosa carta cita– da por PíoXII en sus Litterae Apostolicae: "Me gusta que a los hermanos les enseñes la sagrada teología, pero sin que este estudio apague el espíritu de oración y devoción". 5 Este hecho histórico ha pasado a los ma– nuales de Historia Franciscana. Y por supues– to, a todas las vidas que se escriben sobre san Antonio. Pero apenas se pone en relieve que la carta de Francisco a Antonio es un episo– dio excepcional dentro de la crisis más deci– siva en la vida de san Francisco como funda– dor. En ella se cuestionaba nada menos que el porvenir de la obra de éste. Con frecuencia esta crisis de san Francisco se la centra en el tema de los estudios, a los que, según parecer de muchos, Francisco se opuso con decisión. Esta opinión hizo suya el conocido y entu– siasta franciscanista Paul Sabatier, quien, con sus colegas protestantes, da una interpreta– ción hondamente antieclesial a la vida del Santo. Otros han compartido esta opinión que han hecho suya los cineastas, los cuales para dar más interés vital a la película han puesto muy en relieve esta crisis como situa– ción de íntimo desgarro en los últimos años de la vida del Santo. 6 84 El fondo histórico Con todo, para reinterpretar rectamente la indudable crisis de san Francisco sobre la marcha de su obra que tiene lugar en torno a 1219-1223, es necesario constatar que el Santo siente sobre sí la enorme responsabilidad de fundador. Pero, al mismo tiempo, reconoce que en aquella circunstancia no tiene capaci– dad para controlar su obra. Esta circunstan– cia, opina P. Sabatier, la aprovecha la Iglesia -más en concreto el Cardenal Hugolino- para manipular la obra de san Francisco al servi– cio de los intereses del papado. Pierde enton– ces la obra de Francisco su sencillez evangé– lica, nota esencial de la misma, para tener que aceptar una organización extraña a su espíritu. Elemento primario son los estudios, brillante– mente cultivados ya por los dominicos, si– guiendo el mandato del santo Fundador. No podemos eludir exponer ulteriormen– te, aunque con brevedad, esta grave cuestión histórica si queremos comprender con hondu– ra la intervención de san Antonio en este momento crucial de la historia franciscana. Dicha cuestión histórica la resumimos en esta pregunta: En este momento de crisis, ¿fue la Iglesia quien instó a Francisco para que se sometiera en sus directrices, o fue Francisco quien buscó en la Iglesia apoyo y sostén para su obra? Un estudio del pensador Max Scheler esclarece la íntima situación humana de Fran– cisco en este grave momento de su vida. Dis– tingue este pensador entre el hombre modelo y el hombre jefe. El primero actúa por atrac– tivo o irradiación; el segundo tiene efectivi– dad por su clarividencia y decisión para man– dar adecuadamente en el momento debido. 7 Entre san Francisco y san Ignacio advertimos al instante que en Ignacio prevalece la figura del jefe que sabe dónde hay que ir y qué camino se ha de tomar. Estro no quiere decir que san Ignacio careciera de intimidad contemplativa con su Dios. Algo muy distinto acaece con san Francisco, que quiso ser mo– delo y ejemplo para sus hermanos. Para ellos compuso una breve regla en 1909, aprobada de· viva voz por Inocencio III. En la década que sigue a esta aprobación, en la que los

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