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SAN ANTONIO DE PADUA REPRESENTANTE DE LA PRIMERA GENERACION DEL PENSAMIENTO FRANCISCANO Enrique Rivera de Ventosa, ofmcap. En sus Litterae Apostolicae, Exulta Lusitania felix, el papa Pío XII constituye y declara: "Sanctum Antonium Patavinum Ecclesiae universalis doctorem". 1 El día de la promulgación, 16 de enero de 1946, fiesta de los protomártires franciscanos, que tanto in– fluyeron en el itinerario espiritual de san Antonio, este popular santo entra en la estan– cia de los doctores de la Iglesia con la titula– ción específica que le dan las mentadas Litterae: "DOCTOR EVANGELICUS". Ante este hecho histórico nos permiti– mos ahora la pregunta siguiente: ¿Ha teni– do resonancia esta proclamación del docto– rado san Antonio en los ambientes de cul– tura universitaria? La lectura del Lexikon des Mittelalters habla a favor de esta reso– nancia. De él escribe que introdujo la teo– logía augustiana en la Orden franciscana. 2 Sin embargo, la ponderada revista Collectanea Franciscana, en su número de este año 1994, lamenta la poca atención que la historiografía franciscana viene dando a san Antonio doctor. 3 Esto nos dice que, pese a algunos ecos de la declaración de su doc– torado, san Antonio no tiene todavía la debida presencia en los ambientes intelec– tuales en claro contraste con la devoción popular. Con motivo del octavo centenario de su nacimiento pensamos haber llegado la hora de ir subsanando este silencio. Es lo que intentamos con esta nuestra reflexión muy meditada. En nuestro deseo de presentar la figura intelectual de san Antonio en esta nuestra Universidad Pontificia he elegido como tema el hecho histórico de haber sido el represen– tante de la primera generación intelectual franciscana. Esta generación y otras sucesivas han llegado a formar la llamada escuela fran– ciscana. Alejandro de Hales, Buenaventura de Bagnorea, Juan Duns Escoto y otros nombres encarnan diversas generaciones de la misma. Al frente de ellas está la primera, formada por el fundador de la Orden, san Francisco, y por su contemporáneo san Antonio. Pese a que Francisco no haya sido un intelectual, historiadores muy exigentes enraízan en él lo mejor de la escuela franciscana. Célebre y repetida es la frase del autorizado historiador E. Gilson: "Lo que san Francisco sencillamente vivió y sintió, san Bonaventura lo pensó" . 4 Es indudable que las vivencias extraordinarias de san Francisco han dado para siempre el marchamo a la escuela franciscana que las ha traducido y las sigue traduciendo en pensamiento. Ahora bien; al lado de san Francisco, punto de arranque generacional de la escuela franciscana, situamos a san Antonio. ¿Con qué fundamento? ¿Hay motivación histórica para tan encomiástica perspectiva de la ac– ción intelectual de este santo doctor? Pensa– mos que sí. Y añadimos que tres motivos la justifican por haber sido dentro de la orden franciscana: su primer lector, su primer escri– tor, y el iniciador mental de su escuela. Debemos comentar cada uno de estos tres motivos. PRIMER LECTOR FRANCISCANO El autorizado analista L. Wadingo dio el título de primer lector franciscano a Alejan– dro de Hales. Su casi medio siglo de docen- 83

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