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vivencias divinas. En nuestro caso se pregun– ta Escoto por el orden de preferencia que Dios tiene en sus quereres. Al comparar al hombre con la creación visible Escoto decla– ra que Dios tiene preferencia por el hombre por considerarlo en su plan divino fin del mundo sensible. Dos razones alega Escoto en pro de su afirmación. La primera la funda en que Dios, ordenadísimo en los caminos de su predesti– nación, ha predestinado el mundo sensible en orden al hombre, en dependencia de éste. La segunda penetra por las sendas del amor para atreverse a decir que Dios premedita antes en que el hombre lo ame que en la existencia del mundo sensible como tal. Pocas veces la gran dignidad del hombre respecto de las creaturas habrá sido tan altamente ponderada como lo hace Escoto en este memorable pasaje. 122 ) Los escotistas han ido más allá de la letra de Escoto en ulterior meditar sobre las rela– ciones del hombre con el cosmos. Uno de ellos, Alejandro de Villalmonte, escribe: PLEROMA DE LA EVOLUCION PUNTO OMEGA (Teilhard) Un optimismo desbordante rezuma la vi– sión cósmica, tanto del científico de nuestros días, Teilhard, como del teólogo medieval, Duns Escoto. Tiñe este optimismo un ápice histórico en el optimismo de Leibniz sobre este mundo, como el mejor posible; concep– ción que fue muy vulnerable al desafío de la Ilustración. Menos conocido, pero más a nuestro propósito, es el optimismo del orato– rio N. Malebranche. En su razonar parte de que Dios crea el mundo libremente. Pero si lo crea, como no tiene que crearlo de modo ordenado, este orden le obliga a crearlo en 246 "Duns Escoto no hizo tema expreso de su reflexión la relación Cristo-cosmos. Pero, por otra parte, ciertas fórmulas escotianas y la tesis general sobre el primado de Cristo, sobre Cristo, como "Suma Obra" de Dios, impulsan hacia un amplio desarrollo teológi– co de las relaciones de Cristo con el cos– mos ... El escotismo posterior desarrolló la doctrina de las relaciones encarnación-cos– mos. En nuestros días, bajo el impulso de las sugerencias teilhardianas los escotistas han tornado a pensar en el tema y han recuperado una vieja tradición".< 23 J Es esto cuanto técnicamente se puede de– cir del sugerente tema sobre el hombre consi– derado como puesto central del universo en el pensamiento de Escoto. Pero es suficiente para que pueda nutrir la vivencia cósmica, tan sen– sible ya en san Francisco, de esta teología de nuestro beato Juan Duns Escoto. De los ge– nios es formular el principio inicial fecundo. Es incumbencia de sus seguidores hacerlo flo– recer en doctrina y en piedad. Por fortuna nos hallamos por buen camino en el actual pensar y sentir franciscanos. PRIMADO UNIVERSAL DE CRISTO (Duns Escoto) plenitud de perfección. Eso conlleva que la Encarnación tiene que venir a dar la necesa– ria madurez al universo.c 24 J En esta línea del racionalismo del siglo XVII se ha visto a Teilhard a quien se lo ha acusado de juzgar la Encarnación una exi– gencia de la cosmogénesis, su plenitud, su PLEROMA.<2 5 l Pensamos, sin embargo, que ni Teilhard, menos aún Duns Escoto, empal– man con dicho racionalismo. Es el plan de Dios, libremente elegido, lo que tienen am– bos presente. El científico lee este plan en los datos fenomenológicos de la evolución en su

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