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Apuntes para una espiritualidad sacerdotal en la comprensión del papa Francisco si al enseñar y edificar la Iglesia de Dios, no haces más que increpar, condenar, castigar, reprochar los pecados del pueblo, sin sacar de las divinas Escrituras una palabra de consolación, sin explicar nada de lo que resulta oscuro, sin abordar en absoluto el conocimiento de lo más profundo, ni abrir un poco la comprensión de lo más sagrado [...J Tu fuego solamente quema, pero no ilumina. A la inversa, si al enseñar abres los misterios de la Ley, exa minas los arcanos de los misterios, pero no acusas al que peca, no corriges al negligente, no mantienes la severidad de la disciplina [...J Tu fuego solo ilumina, pero no quema37. En cualquier caso, del predicador es requerida la capacidad de ser capaz de esperar los frutos sin ceder a la tentación del desaliento. En este sentido, el pastor es un místico de la acción, que va adquiriendo también una sabiduría divina que le hace vivir con prudencia y serenidad. En esta luz se entiende la invitación de san Juan Crisóstomo: «no pidamos tam poco nosotros todo de todos desde el principio; contentémonos con lo posible y pronto llegaremos a lo demás. Mas si apremias y tienes prisa, precisamente por tener prisa no apremies»38. No se trata, por tanto, de conquistar a los otros para sí o a las propias ideas sino de buscar su bien. La predicación, por lo tanto, solo se puede asumir como gesto de amor: y «no debe, de ningún modo, ejercer el mi nisterio de la predicación quien no tiene caridad hacia el prójimo», como afirmábamos antes. 6. Fraternidad y belleza Quisiera, por último, detenerme sobre esta idea que tiene una es pecial importancia en la espiritualidad del pastor, puesto que también tiene una responsabilidad a la hora de proteger nuestra casa común, en una lectura de lo que podemos entender como ecología integral. Y, en esta línea, se trata de promover la preocupación por unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral (LS 13). n ORÍGENES, Homilías sobre el Éxodo [XIII, 4], ed. M.I. Danieli — A. Castaño, Ma drid 1992,218. 38 Ju CRISÓsTOMO, «Homilía XXX, 4», ni Obras de San Juan Crisóstomo. 1. Ho milías, 609. [341 1

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