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Apuntes para una espiritualídad sacerdotal en la comprensión del papa Francisco 5. Anunciar a Cristo y su Palabra El ministerio de la Palabra exige una fe y una preparación particu lar. Se trata, como múltiples maestros han puesto de relieve, de un «ser vicio especializado». Ya afirmaba el Crisóstomo, «y no es nada grande bautizar al que ya está convencido: pero aquí, [al evangelizarj, el trabajo es mucho para cambiar la voluntad y el propósito, para eliminar el error, e introducir la verdad»27. Pero la predicación de la palabra de Dios tam bién requiere de santidad. Porque este negocio más consiste en hallar gracia delante los ojos de Dios que en tener muchos dones, que a las veces pueden estar sin gracia, o con menos gracia, y ser más cuerpo que espfritu y riquezas humanas y dones gratuitos dados a los hijos de las concubinas que puede que de la heredad que se da a los hijos28. Para que se lleve a término es necesario lograr un cambio de deseos, de intereses y tendencias, como participación de los modos de ser de Dios mismo. Múltiples veces se ha puesto de manifiesto que la fuerza de la que dispone un ministro está en su palabra. En contraste con el médico que puede recurrir a diversas terapias, el predicador —dirá Juan Crisóstomo— «no se da otro medio ni camino de salud sino la enseñanza por la palabra. Este es el instrumento, este es el alimento, este es el mejor temple del aire. La palabra hace veces de medicina, ella es nuestro fuego y nuestro hierro. Lo mismo si hay que quemar que si hay que cortar, de la palabra tenemos que echar mano. Si este remedio nos falla, todos los demás son inútiles»29. La fuerza de la palabra se afina por medio de una vida de fe. Esto implica que el primer servicio que un pastor ha de prestar a su comuni dad es mostrar la posibilidad del anuncio, superando así la impresión de 27 JUAN CRIsÓsToMO, Obras de San Juan Crisóstomo. IV. Homilías sobre la Primera Carta a los Corintios [111,3], cd. M.I. Delgado Jara, Madrid 2012,67. 28 JUAN DE AVILA, «Carta 53. A un devoto siervo de Dios [teólogo], que entendía junto con otros en algunas buenas obras [fragmento]», in Obras c’ompletas, IV, 256. 29 JUAN CRIsósToMo, Los seis libros sobre el sacerdocio [IV, 3], in Obras de San Juan Crisóstomo. III. Tratados ascéticos, cd. D. Ruiz Bueno, Madrid 2010,40-41. [337]

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