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Apuntes para una espiritualidad sacerdotal en la comprensíón del papa Francisco va delante, «ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo» (Mc 10,32). En este sentido, la tradición patrística sobre el ministerio ordenado confirma que el servicio (diakonía) total y humilde (kenótico) es la ca tegoría recapituladora de cada actividad ministerial dentro de la Iglesia. En el mirar a Cristo, el ministro ordenado no encuentra solo el porqué de su misión, sino que reconoce también las formas concretas para la rea lización de la misma. Se trata, por tanto, de una precisión crística o evan gélica de ser, al servicio de los propios hermanos. El pastor es para su rebaño, para su grey. En ella cobra pleno y auténtico sentido su vida. Y, por lo mismo, el valor kenótico tiene en cada momento histórico una forma de concreción, que posiblemente hoy vuelva a transitar por las vías de la minoridad y la incomprensión. En relación a esta cuestión san Policarpo, en referencia a los diáco nos, declara que es necesario vivir «caminando conforme a la verdad del Señor, que se hizo siervo de todos»5. Ser siervo significa retener y vivir la propia elección al ministerio no como un privilegio o un título perso nal, sino como una «llamada funcional» —que refiere a una misión— al servicio de todos. A este respecto en la comprensión de los Padres, tal y como recogerá Asterio de Amasea en una homilía sobre Pedro y Pablo, hay que pensar que el sacerdocio no es una tiranía, sino un servicio. No se trata de un compromiso como el de un magistrado que estando en dignidad juzga con autoridad, aunque sea esta una ocupación modesta y severa. Por ello, el aspecto más atractivo es la asimilación progresiva de Cristo mediante la vivencia de su mismo camino o modo de vida, así como la llamada «a ser con» que transforma en un progresivo «ser como». Vivir desde esta clave ser como, necesariamente hace referencia a un descentramiento personal que supone siempre encontrarse y transi tar, de alguna manera, en la cuerda floja. Esto implica un permanente y POLICARPO DE ESMIRNA, carta a los Filipenses [V, 2), in IGNACIO DE ANTIOQUÍA - PoLIcARPo DE ESMIRNA - CARTA DE LA IGLESIA DE ESMIRNA A LA IGLESIA DE FIL0MELI0 [MARTIRIo DE POLICARPO), Cartas, Madrid 1991,219. [327]

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