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BERNARDINO DE ARMELLADA SAN ANTONIO EN LA DEVOCIÓN DE ESPAÑA GEOGRAFÍA Y CRÓNICAS PARADIGMÁTICAS No es precisamente S. Antonio un personaje necesitado de la promoción de un centenario para asomarse a la actualidad desde una penumbra histórica anclada en documentos empolvados. La mirada lim– pia de su imagen, más o menos artística, casi siempre acompañada de Jesús Niño y a veces ofreciendo un pan a un pobre, es punto de referencia constante para la devoción popular en casi todas las iglesias. Pero su popularidad no se queda en el recinto de los templos. En conexión con su calidad de benefactor de necesitados, va también unida al nombre de S. Antonio la difusión escrita de la verdad cristia– na a través de centenares de revistas y calendarios populares, que llegan periódicamente a multitud de hogares católicos. El recuento de tal expansión sumaría seguramente millones de ejemplares. Y no es sólo lo popular. Con menos prodigalidad, pero con . el interés de la ciencia especializada, S. Antonio ocupa también un lugar importante como teólogo con un mensaje doctrinal que le ha merecido ser procla– mado por la Iglesia "Doctor Evangélico". Todo ello hace que el Centenario de S. Antonio sea algo distinto: no sólo recuerdo de un hombre grande, de un santo ejemplar, sino la invitación a reflexionar sobre un hecho eclesial vivo, que bien puede llamarse el "fenómeno antoniano". Los documentos oficiales de la Iglesia que han querido ser preludio de esta conmemoración centenaria, son bien conscientes de esta particu– laridad. En primer lugar, Juan Pablo II, admirando el hecho extraordi– nario del culto universal a S. Antonio, había señalado ya en 1982 el aspecto evangélico de su vivencia personal y de su doctrina como orientación modélica para el ansia de lo divino que late en el corazón
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