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LA INFANCIA DE S. FRANCISCO EN LA ICONOGRAFÍA 421 desactivaran el veneno oculto en el original, citado al pie de la letra 105 • Sus reeditares holandeses del siglo XVIII no añadieron ninguna decla– ración de actualidad, y es lástima, por lo que toca a la inclusicón de las incisiones de Picart 106 • Mas tampoco parece imprescindible, pues, encua– drada la obra en el marco y transfondo descritos, resulta palmaria su intención. En cuanto al aspecto puramente iconográfico, la labor de Picart fue, a la de sus modelos católicos, lo que las de Alber y Badius habían sido en el suyo propio respecto de las Conformidades: en el mejor de los casos, su caricatura y, en el peor, la contrafigura del original, si bien aparecen ambos extremos tan sutilmente difuminados en la mayoría de los grabados, que, con frecuencia, no se percatará de ello quien los contemple fuera de contexto. Pero esa táctica no era ajena al método enciclopedístico 107 , que es la otra coordenada clave para descrubrir su intención. Ni a los protestantes ni a los abanderados de la Ilustración les eran desconocidas las virtualidades panfletarias de la calcografía. 3. La intención celebrativa, o de recuerdo y homenaje Propia de los dos últimos siglos, va unida a su conciencia de la historia y consiguiente afición a las conmemoraciones de centenarios, en su versátil proyección. A ella pertenecen, entre otras expresiones, las siguientes: la evocación del personaje y su influencia en la Iglesia, en la sociedad y en el arte; el recuerdo de la conexión entre alguna actividad por él desarrollada y la de algún gremio, corporación, grupo humano, o firma industrial, etc.; el simple homenaje a su persona, resucitando algún reflejo de la misma en creaciones del pasado, etc. Es obvio que las formas no se agotan con las enumeradas, pues el mismo espíritu celebrativo se puede mostrar de otras muchas. Aquí nos interesan, sin embargo, sólo las que han dejado huella en la sección de estampas del Museo y, más concretamente, en torno a la infancia de san Francisco. Creemos que pueden reducirse a las tres enumeradas. Dentro del ámbito de cada una, el muestrario es parco, pero significativo. Destaca en él, ante todo, la evocación histórica global del Santo. Es éste un punto indisociable de la historia interna del Museo, que comenZló a formarse teniendo como hito la celebración del VII Centenario de su nacimiento (1882) 108 • Su fundador, el P. Luis Antonio de Porrentruy, fue también director responsable de la ilustración de la biografía de ese 10s [bid. Preface, 3-6. 1 º 6 Cf. supra, nota 37. Que se trate, en lo sustancial, de una reedición de ]a versión francesa original y de sus continuadoras, puede verse en Anal. Franc. V, p. XCVI; para la historia del problema, en su aspecto bibliográfico, puede consultarse todavía con provecho esta obra, pp. XC-CI. Lo nuevo eran precisamente las incisiones de B. Picar!. 107 Una de cuyas tácticas era calificada por sus adversarios católicos, como el arte de inocular, entre las flores de la erudición, el tóxico de la impiedad. 108 « Le origini del Museo Francescano risalgono alle prime ricerche intraprese da! p. Louis-Antoine de Porrentruy per illustrare la biografía di s. Franccsco, che i cappuccini

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