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410 GERMÁN ZAMORA sino en el mismo día del nacimiento - y que, incluso, alguno la postponga al bautismo. Sin alardear demasiado de precisicón, el Pisano daba la suficiente, cuando escribía: « beato Francisco parum ante iam nato » 72 • En cuanto a la fuente de que dice depender - la Legenda antiqua - los conocedores de ésta afirman no ver en ella referencia clara a tales hechos 73 • La aparidón en casa de Francisco del peregrino misterioso constituye, como repetidamente hemos indicado, el núcleo originario y quicio fontal de las demás presencias angélicas motivadas por su nacimiento. Cuando fray Bartolomé adoptó el tema, le dio el rango de « tercer acto » en la vida de su héroe (el primero habría sido el de su predestinación en los planes de Dios, y el segundo la alegría causada en cielo y tierra al nacer) 74 • El argumento de ese tercer acto lo describe remontándose al designio divino sobre Francisco: así como en la Biblia se ofrece, a veces, en presente, lo que ha de ocurrir con toda certeza en un futuro próximo, Dios, que había adornado a aquel niño de prerrogativas como la pre– destinación, la gracia y las virtudes antes de su concepción, quiso des– cubrir a los hombres, apenas nacido, algo que ocurriría únicamente en el transcurso del tiempo. Con ese fin se comisionó a un ángel que, para demostrar la complacencia divina en aquel recién nacido, y su confor– midad con Cristo, lo tooó como los magos, lo estrechó entre sus brazos como Simeón y rasgó, como éste y la profetisa Ana, el velo de su porvenir. « Tal es - escribe - la razón principal de esta segunda parte: la presentadón de Francisco para ser visto y abrazado, como lo había sido Cristo » 75 • El recurso a la Legenda antiqua y, sobre todo, al testimo– nio de un cierto fray Nicolás de Asís, que se lo habría oído referir a su madre, vecina y conocida de la de san Francisco, eran intentos de dar alguna cobertura documental a su encuadre teológico de esta conformidad. 12 [bid. 108. La variante textual entre las dos versiones de F. Gallle (en campo icono• gráfico, una sola) sobre este episodio (compárese: « Francisco nato insidiantur daemones. cauent matrem ac fan1ulam Angcli » con « Francisco nato infernus turbatur; angelus in peregrini specie infantulum complexans, dacmonum insidias praedicit »: cf. supra, nota 26) puede reflejar, más que vacilación inicial en el autor, al elegir la letrilla explicatoria, su indistinción de momentos en el desarrollo del drama, perfectamente escalonados luego en la redacción definitiva. Se parte en ésta de la perturbación acaecida en el infierno por una causa no identificada y se centra la embajada del ángel en la predicción de las asechanzas del diablo contra el niño, una vez averiguado por sus emisarios haber sido aquél la causa de sus espantos y agüeros. Si fue E. Sedulio el corrector del texto, marcó con ello una pauta duradera, a la par que reflejaba más de lleno el sentido de los pasajes básicos de las Conformidades, tan empeñadas en diferenciar ambos momentos. 73 Valga, por todos, la advertencia de los editores de Quaracchi a este respecto: « In " legenda antigua ", quam edidit Minocchi, invenitur solum caput 22, quod aliqualiter huc refeni potes!; magis convenit relatio, quae exstat in Chronicis XXIV generalium pag. 27 » (ibid. 59 nota 3), conexión que tampoco satisface a todos, porque el texto de dicha Crónica no se refiere a Francisco infante, sino a Francisco adulto (cf. G. Abate, Storia e leggenda, 353-354). 74 « Sit ergo vitae beati Francisci prin1us actus, videlicet eius ad mundum a Deo destinatio [ ...] . Secundus actus eius est ortus laetificatio; natus est laetantibus multis [...]. Tertius actus est beati Francisci angelo in specie ostensio [ ...] » (Conf.: Anal. Franc. IV, 34). 75 !bid. 108.
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