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408 GERMÁN ZAMORA bastón que porta y de asirlo por el medio recuerdan el uno y el otro en manos del visitante creado por B. Gozzoli); en grado menor, evoca la figura de un ermitaño. La contigüidad de la puerta de la casa al establo pudiera corroborar el supuesto de quienes han tratado de loca– lizarlos en el mismo inmueble 69 (y, a la inversa, en los casos contrarios). La reelaboración decimonónica de la estampa de F. Thomassin por Valentini y Sirletti traduce el porte de un peregrino de menos edad. Los demás artistas de quienes el Museo posee la representación de este episodio, dotaron de alas un tanto pegadizas a sus heraldos, a impulsos o de la transposición motivada más arriba, o del peso del núcleo originario de la tradición. Así, en Ligozzi, Viladomat y Santamaria. En cuanto a las fuentes literarias del subciclo B, coinciden, en general, con las del A, al que prosigue linearmente en la secuencia de los hechos y de su narración textual y figurativa. Ya advertíamos que, si en esta última los hemos separado, no es porque sus intérpretes dedicaran una obra distinta a los dos distintos asuntos, sino, porque en la obra común a ambos episodios, suelen asignar la primacía cronológica al anuncio del peregrino y conceder la real al nacimiento en el establo. No faltaron, sin embargo, aunque fueran minoría, quienes trataron ambos pasos sucesivos del relato simultáneamente, sin atenerse a la cadencia de los mismos en el tiempo, un poco esclavos del texto didascálico, que englobaba los dos motivos con mucha concis1ón. En todo caso, la escena del nacimiento de Francisco, en el establo o en casa, con o sin heraldo, obtuvo siempre el trato de favor que por derecho le correspondía. Quienes la realzaron aún más, separándola cuidadosamente de la precedente, dentro de la estampa común a ambas, procuraron representar ésta última con trazos muy desdibujados. La estampa de G. van Schoor se remite, como fuente, a las crónicas de Marcos de Lisboa 10. Subciclo C: Angeles y demonios a raíz del nacimiento de Francisco El nacimiento de Francisco produjo tanta consternación en el infierno como alegría en el cielo. Aquel despachó investigadores de lo que había sucedido en la tierra, y éste env1ó un ángel que abrazara jubilosamente al infante y previniera a su madre contra las insidias inminentes del averno. 69 Es ese un aspecto central de la tesis de G. Abate, como se sabe. 70 Sobre Marcos de Lisboa, como fuente de van Schoor, cf. supra, notas 17 y 67. Lo dicho sobre las fuentes de este subciclo no es aplicable a la xilografía proveniente de la obra de Ridolfi da Tossignano, que no parece haberles prestado atención, de donde la ausencia total del establo y del mensajero en ella. A juzgar por la inscripción que le puso y por la colocación de esta bella estampa renacentista al frente del prólogo de la Legenda maior bonaventuriana (op. cit. 13b), su origen literario hay que buscarlo en los pasajes que en ésta hablan de Francisco y de la luz ( « in lucem dedit credentium, vt testi– monium perhibendo de lumine, viam lucis, et pacis ad corda fidelium Domino praepararet. Hic etenim quasi stella matutina in medio nebulae, claris vitae micans, et doctrinae fulgoribus, sedentes in tenebris, et umbra mortis, irradiatione praefulgida direxit in lucem; et tanquam arcus refulgens ínter nebulas ... »).

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