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LA INFANCIA DE S. FRANCISCO EN LA ICONOGRAFÍA 407 alumbrar al hijo anunciado por un ermitaño mendigo antes de su concepción 65 • En su poema Aureum sacrorum hymnorum opus (1547) ponía el observante L. Massorelli en boca de un peregrino mozo ( « iuvenis pere– grinus ») este apóstrofe indirecto: Si cupit instantis mu1ier discrimina partus / Effugere, et tumidi pondus deponere ventris, / Haec mea consilia accipiat monitusque salubres: / In vili stabulo iuxta praesepe locet se, / Germen ubi emittet toti admirabile mundo 66. En fin, Marcos de Lisboa, en 1557, hablaba simplemente de un peregrino, que pedía limosna y que habría dado el consejo, no directa– mente a Pica, ya presa de dolores de parto, sino a quien le abrió la puerta para socorrerle 67. Y Lucas Wadding, en 1625, acogía, en el aparato a sus Annales, un eco de esta leyenda, ya secular 68 • Dejados de lado el director espiritual y el ermitaño, hallamos, por tanto, en esas fuentes, bajo el común denominador del « peregrino », a un consejero divino y a otros humanos, pero no angélicos (excepto, si se quiere, el tardío e impreciso testimonio de L. Wadding). Y, sin embargo, no sólo se dio el .ángel en la iconografía, sino con más frecuencia. La explicación podría encontrarse en la transferencia legendaria del perso– naje bueno, típico del tercer momento, o subciclo, al primero. O en la sublimación estética de las enigmáticas figuras del mendigo y del peregrino joven. Debido a ese proceso, abundaría más, como queda dicho, en la iconografía prenatalicia el tipo del ángel peregrino que el del hombre, no obstante los testimonios escritos, y en franco contraste con ellos. Si ahora los cotejamos de cerca con su reflejo en esas estampas, descritas en la primera parte de este estudio, podemos decir que el protomodelo de Villamena encarna el prototipo del peregrino humano; el de Felipe Thomassin, transparentándolo también, no deja, sin embargo, de sugerir la imagen del propio Cristo viandante (hasta el estilo de 65 Puede verse G. Abate, Storia e leggenda, 352 [75] . 66 Cf. id., La casa dove nacque, 177s. 67 « Prima ch'egli nascesse, stando la madre per molti giorni con clolori di parto; capito alla casa vn pellegrino, che riceuenclo limosina, disse a chi gliela diecle. Quella clonna chi sta per partorire, fatela portare in una stalla, che subito partorira; il che fu fatto, e subito partorí » (Clzroniclze de gh Ordini instituiti da/ Padre San Francesco. In Venetia, Appresso Antonio ele Ferrari, MDLXXXII [1582], parte I, vol. I, 2). 68 « Illucl autem singulare in Viri sancti ortu, quod per piures dies parturiente, magnis– que cruciatibus laborante, nec faetum edere valente felicissima genitrice, ad ostium domus accesserit quiclam (coelestis creclitur nuntius) in specie peregrini, dixeritque, non in pretioso thalamo, sed in stabulo parituram, nec prolem in sericis, sed in faeno edenclam; consuluitque, ut quam primum transveheretur in stabulum, domui vicinum. Res licet nova, et ferme inanis videretur, attamen ut laborantis prospiceretur periculo (ut nihil in hujusmocli angustiis intentatum relinquitur) delata est in clestinatum locum, ubi (mirum) absque plurimo adjutorio, aut labore jacens in faeno, sidus hoc edidit clarissimum » (Annal., I, Appar., Quaracchi 1931, 21-22). A esta fuente se remite la obrita ilustrada con la incisión ele M. van den Enclen.

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