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cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edifica– ción" (Rm 15,1-2). A los corintios les propone la misma cloc·· trina: "Ni somos menos porque no coma– mos ni somos más porque comamos. Pero tengan cuidado que su libertad no sirva de tropiezo a los débiles" (l Co 8,8-9). "Todo es lícito" mas no todo edifica. Que nadie procure su propio interés, sino el de los <:emás" (l Co 10,23-24 ) . "No den escán– dalo, lo mismo que yo, que me esfuerzo por agradar a todos sin procurar mi propio inte– rés, sino él de la mayoría" ( 1 Co 10,32-33 ). En la reglamentación del culto aparece el mismo criterio: procúrese lo que edifica. La repetición del verbo "edificar" es llamati– va: "El que profetiza, habla a los hombres para su edificación. El que habla en lengua, se edifica a sí mismo; el que profetiza, edifi– ca a toda la asamblea. .. para que la asam– blea reciba edificación" ( 1 Co 14,3-5 ). Pablo intenta demostrar que la profecía es superior al don de lenguas, porque "edi– fica a los demás". "Procuren abundar en do– nes espirituales para la edificación de la asamblea" (l Co 14,12). El que da gracias en la lengua extraña, no es entendido por los demás: "Tu acción de gracias es exce– lente, pero el otro no se edifica" ( 1 Co 14, 17). La conclusión a la que llega el Apóstol es taxativa: "Que todo sea para edificación" ( 1 Co 14,26 ). "Edifíquense los unos a los otros" (1 Tes 5,11 ). La penitencia tiene que ser edificación. El hombre nuevo tiene que ser edificante. Los pobres que existen en la Iglesia son para edificar. "Nuestro poder el Señor lo dio pa– ra edificación de ustedes y no para ruina" (2 Co 10,8). Conforme al poder que me otor– gó el Señor para edificar y no para destruir" ( 2 Co 13,10 ). Y al llegar aquí, quiero hacer una observa– ción. El escándalo no es un mal absoluto que se deba evitar a toda costa. Pudiera dar– se el caso de que una verdadera edifi'Cación supusiese el escándalo de alguno. Baste re– cordar la anotación evangélica : "Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, para ser señal de contradicción" (Le 2,34). "Se escandalizaban de Jesús" (Mt 13, ARTICU.LOS 57). En efecto, Jesucristo vino a proclamar la nueva creación, con la superación de tan– ta norma y tradición humana, en plena li– bertad de hijos de Dios, y esto escandalizó. Escandalizaron sus actuaciones en sábado, sus milagros, sus relaciones con geüte de mala nota, su independencia personal ... pe– ro no por eso Jesús dejó de hacer lo que t enía que hacer: edificar el nue·; o templo de piedras vivas, implantar el Reino de Dios, dar vida a su Cuerpo que es la Iglesia. La edificación de los demás debe superar ese equívoco de pensar en una actitud paci– fista, defensora de una situación injusta por no molestar a quienes detectan un usufructo ventajoso en provecho propio a costa de los otros. 3. Realización del Reino por el amor fraterno Las diversas comparaciones que utiliza la sagrada Escritura para designar la conver– sión evangélica describen el cambio profun– do que debe sufrir la persona del creyente. Pero ninguna metáfora es tan radical como la de la "muerte-vida". Jesucristo insiste mucho en esta aporía: morir para vivir. "Quien quiera salvar su vi– da, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará" ( Le 9 ,24). "¿No era necesario que el Cristo padeciera para entrar en su gloria?" (Le 24,26). Desde entonces, se vendrá insistiendo en la necesidad de morir, de ser crucificado y sepultado para resucitar a la nueva vida. Es toda la mística que desarrolla san Pablo: "Muertos a aquello que nos tenía aprisiona– dos, de modo que sirvamos con un espíritu nuevo" (Rm 7,6). "Yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios; con Cristo estoy crucificado" (Gál 2,19). "Los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias" (Gál 5,24). Retomando el hilo lógico que venimos si– guiendo, decíamos que el Reino de Dios es de hombres y para hombres, hombres en su plenitud. Lo que se les exige ha de entrar en las posibilidades de los más humildes, in– duso de los niños: "Si no se hacen como ni- 9

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