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142 BERNARDINO DE ARMELLADA En la acogedora ciudad de La Coruña, "donde nadie es forastero", las religiosas me recuerdan que siempre se ha recurrido a Santa Clara para pedir buen tiempo, cosa tan deseable en la nebulosa cornisa cantá– brica. Pero se está notando, dicen, un aumento de esa piedad, que no por un tanto interesada deja de ser sincera. Las gentes piden estam– pas de la Santa y el monasterio ha hecho imprimir una con la oración de la Misa. Como anécdota refieren que uno de estos años pasados, en que se iba a celebrar en La Coruña el "Día de las Fuerzas Arma– das" con la presencia del Rey, el Ministro español de Defensa, hizo llegar al monasterio varias docenas de huevos para que, por la inter– cesión de Santa Clara, el tiempo no desluciera el previsto desfile militar y la fiesta subsiguiente. Cerca de La Coruña, en el Puerto de Santa Cruz y en el poético "Caminho das Camelias", se encuentra el Monasterio de las Clarisas Capuchinas, trasplantado del centro de la vieja ciudad coruñesa. Una bella imagen de Santa Clara mira desde el altar a los fieles que acuden en busca de paz a aquel rincón solitario. La devoción especial a la Santa la expresan también confiando en su protección para el tiempo sereno en la atmósfera y seguramente también en el espíritu. La ofren– da de huevos no falta aquí tampoco como distintivo de la devoción clariana. 4. Otros testimonios de Clarisas Además de estos conventos personalmente visitados, recibí algunas informaciones de otros lugares, bien por carta bien por boca de religio– sas. Así, de Ciudad Rodrigo me escribe la M. Abadesa de las Clarisas: "La gente de aquí tiene bastante devoción a Santa Clara, ya de genera– ción en generación desde que existe este secular Monasterio. Esta devo– ción se manifiesta sobre todo en la asistencia a la Novena y día de su fiesta, once de agosto; y en la costumbre tan popular de ofrecer huevos a la Santa, suplicándonos que roguemos por el buen tiempo (¡que no llueva!), cuando desean celebrar algún acontecimiento, bodas, bautizos, primeras comuniones o fiestas familiares al aire libre; y hasta en las fiestas profanas que organiza esta ciudad (carnavales). Y que es cierto que rara vez quedan defraudados; pues casi siempre parece interceder la Santa ante el Señor, al acudir a ella con esta petición, puesto que se despejan los nublados. Además también se manifiesta esta

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