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LA GRACIA MISTERIO DE LIBERTAD 301 natural a la v1S1on beatífica?, pregunta. Y responde que ciertamente hay un apetito natural a la felicidad en común. Respecto de la bienaventuranza sobrenatural no están de acuerdo los autores, anota. Escoto y Durando admiten el apetito innato a la visión de Dios en cuanto trino y uno. Váz– quez, Suárez y Gonet no sólo niegan ese apetito que es inclinación y peso de la naturaleza, sino también el apetito elícito eficaz en los seres intelectua– les que no tengan la fe y la gracia 98 • Este autor, cuya fuente de informa– ción parece haber sido únicamente Gonet, pasa por alto, evidentemente, la verdadera cuestión del apetito innato y se coloca en un campo en que no tendría más oponentes que los pelagianos. 15. Al concluir este recorrido por un filón de pensamiento que no tuvo significación clamorosa en la historia de la teología 99 , creo útil la in– sistencia en algún aspecto aleccionador para la teología de siempre, pero que no es eufemismo considerarlo especialmente actual. El tiempo en que vivieron los escritores que hemos repasado fue una época difícil para la teología, especialmente para el aspecto antropológico de la gracia 100 • Por una parte la polifacética herejía protestante y··las pre- 98 "Quaeres secundo: An detur appetitus in homine ad hanc visionem? Respondeo certum esse quod omnes naturaliter appetant beatitudinem in communi; sed de beatitudine supernaturali maior est quaestio. Respondet Scotus... , Durandus et alii apud Gonet, esse appetitum innatum ad claram Dei visionem, prout est trinus et unus. Alii ut Vazquez, Suarez et ipse Gonet id negant, non tantum de appetitu innato, qui est inclinatio et pondus naturae, sed etiam de appetitu elicito (qui sciíicet praeceditur a cognitione) efficaci in iilis qui fide et gratia sunt destituti, ut sunt haere– tici, licet inefficacem habere possint. Ratio videtur clara, quia nihil volitum quin praecognitum. Cognoscitur autem tantum per media supernaturalia. Ergo etiam supernaturaliter tantum deside– ratur. 2. Si posset appeti naturaliter desiderio absoluto et efficaci, possent etiam appeti naturaliter media ad illam, id est, auxilia divinae gratiae: sed hoc videtur pelagianum esse, nam D. Augusti– nus de Corrept. et grat., cap. 1, ait: Desiderare auxilium gratiae initium gratiae est". Cursus, t. 1, tract. 2, q. 2, art. 4; 107. 99 M. Grabmann valora a estos teólogos capuchinos en un sentido muy discutible: "Con me– jor conocimiento de la genuina tradición escolástica de la Orden, volvieron los capuchinos... a bus– car sus orígenes más allá de Escoto, en la Teología clásica de los buenos tiempos del siglo XIII". Y el primer ejemplo que cita es nada menos que Luis de Caspe. Cf. M. Grabmann, Historia de la teología católica desde fines de la era patrística hasta nuestros días. Versión esp. de D. Gutiérrez, Madrid 1940, 210s. 10 ° Cf. P. Fransen, Desarrollo histórico de la doctrina de la gracia, en Mysterium salutis IV/2, (4. El agustinismo y la reforma; 5. La era postridentina: en pro y en contra de Agustín), 6.56-729. Ba– stante crítico respecto de la actitud oficial de la Iglesia con Bayo y el jansenismo, es, por el contra– rio, un tanto rebuscado en su afán de interpretar benévolamente las expresiones peligrosas de los autores supuestamente condenados.

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