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LA GRACIA MISTERIO DE LIBERTAD 299 sordos. La consecuencia es que este autor capuchino no penetró en el sentido de la explicación escotista, por lo que no puede ser considerado como inte– lectualmente perteneciente a la escuela franciscana. 12. Buenaventura de Langres 87 no es un teólogo bonaventuriano, aun– que haya escrito sobre San Buenaventura 88 . Bastaría su afirmación en el prólogo de su obra, donde se confiesa partidario del tomismo, para sospechar ya su postura en la cuestión del apetito natural de ver a Dios. No estimo necesaria la presentación de su discurso, conforme con el tomismo de enton– ces. Su insinuación no original de que tal vez en el fondo sea todo mera cuestión de palabras 89 , indica que, como tantos otros, no llegó realmente al "fondo de la cuestión". 13. En lo que atañe a Gaudencio Bontempi de Brescia 90 , Agustín de Corniero ha precisado la razón de su discrepancia con la doctrina escotista en el punto que estudiamos. Bontempi representaría un paso avanzado entre los capuchinos hacia una mayor compenetración con la auténtica doctrina bonaventuriana 91 • Reconociendo las deficiencias de muchos predecesores, se esfuerza por dar el sentido característico e independiente que corresponde al pensamiento bonaventuriano. Pero "se descubre allá en el fondo de su espíritu, al situarse entre la escuela tomista y la escotista, una especie de aversión a esta última, y al mismo tiempo cierta simpatía por la primera; de aquí que no debe causar extrañeza el que no pocas veces ponga a San turam creatam; immo et creabilem; atque ita in illa non est potentia aliqua per quam assequi possit suam ultimam pcrfectionem: ac per consequens nec appetitus ad illam". lb., n. 46. 87 Buenaventura de Langres o Lingonicnse dej6 la siguiente obra teol6gica: Bonaventurae Bo– naventttra et Thomas, seu unica geminaque Theologiae Summa ex omnibus /ere SS. Thomae et Bona– venturae placitis... concinnata, Lugduni 1655. Cf. Dict. Théol. Cath., t. 2, col. 986; Lex. Cap., col. 243. 88 Cf. Mekhor de Pobladura, l. c., 410s; Agustín de Comiera, l. c., 363-.365. 89 Haciendo referencia a la sentencia tomista dice: " ... quam ut veriorcm propugno". Prólo– go de la citada obra. Puede verse enJ.-Eymard, Anton. 29 (1954) 46-50, la transcripci6n de toda la cuesti6n. Insisto en la gran disparidad de los dos autores que J.-Eymard compara. Marcos de Bauduen, aunque conciliador, no se olvida de Escoto y parece no tener contacto directo con la obra de Sto. Tomás (Cf. Melchor de Pobladura, l. c., 412). Se le puede considerar dentro de la escuela franciscana, mientras que no es posible afirmar lo mismo del Lingoniense. 90 Gaudencio de Brescia (t 1672), muy fecundo en su producci6n literaria, fue también un maestro de gran influjo en la orden capuchina. Su obra principal como te6logo es Palladium Theo– logicum, se11 tata theologia scholastica in septem tomos distributa, ad intimam D. Bonaventurae Sera– phici Doctoris mentem, Lugduni 1675. Cf. Ilarino da Milano, Biblioteca dei Frati Minori Cappuccini di Lombardia, Firenze 19.37; Lex. Cap., col. 666s; Dict. Théol. Cath., t. 2, col. 1031. 91 L.c., .369-.371.

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