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EMANCIPACION DE PASAJES DE SAN JUAN 285 a la Diputación de V. S., por medio de los suplicantes, la Real Cédula por la cual se dignó la piedad del Rey, nuestro señor, de eximirla de jurisdicción ordinaria que en el distrito de la villa ejercían los alcaldes de las ciudades de San Sebastián y Fuenterrabía, elevándola a villa exenta y concediéndola su Real permiso y facultad para la elección de alcalde ordinario, demás oficiales de su gobierno y escribano de ayuntamiento, con otros privilegios. Y en vista de ella la Diputación se sirvió de manifestar a la villa el aprecio que la merecía su aten– ción en comunicarla esta Real Cédula, ofreciéndola que, con arreglo a las Reales intenciones manifestadas en ella, la ten– dría presente como a una de las repúblicas de V. S. en cuan– tas ocasiones ocurrieren; y efectivamente, lo acreditó comu– nicándola el último despacho circular, como a las demás re– públicas. «En consecuencia de lo expuesto y del contexto de la ex– presada Real Cédula, suplican a V. S. reverentes que, para colmo de la felicidad de la villa, se digne de honrarla seña– lándola el asiento correspondiente, con arreglo a la Real Cé– dula, así en este congreso como en los demás actos en que intervienen sus repúblicas privilegiadas. «Así se prometen los suplicantes del maternal afecto de V. S. a quien conserve Dios feliz y dilatadamente en su mayor lustre y grandeza. Señor.- Los apoderados de la N. y L. villa del Pasaje, atentos hijos de V. S.- Don Juan Bautista de Arizabalo.- Don Antonio Fidel de Iriberri. «Y la Junta, en virtud de las facultades que la concede el Fuero, señaló a la villa de Pasaje el asiento inmediato al de la Universidad de Irún. Y habiéndose introducido en la sala los señores don Juan Bautista de Arizabalo, y don Antonio Fidel de lriberri, caballeros procuradores de aquella villa, to– maron el asiento señalado, haciendo entrega del poder corres– pondiente; juraron el voto de defensa de la Inmaculada Con– cepción de María Santísima y la observancia de los Fueros de esta Provincia, y manifestaron a la Junta su justo recono– cimiento con expresiones propias de su atención. Pidieron certi– ficación de este acto, y la Junta acordó de les dé. Protestaron los caballeros procuradores de las ciudades de San Sebastián y Fuenterrabía». El curso de los hechos relatados está reclamando que, al llegar aqui, aparezca el texto de la citada Real Cédula, exigencia, muy puesta en razón, pero, según parece, imposible de satisfacer por
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