BCCCAP00000000000000000001628
312 P. ANSELMO DE LEGARDA Y para que sepas el modo de rendirlas y aciertes el modo de ejecutarlas, oye de la boca de Santo Tomás de Villanueva tres do– cumentos, en los que te enseña el santo el modo de ser a Dios agradecido. El primero es que pongas siempre en sólo Dios toda tu confianza: Primo ut in Deo tota fiducia sit (82). Porque el que en sólo Dios confía, agradecido eterniza sus divinos beneficios. Lo segundo te dice que, para ser agradecido, debes corregir penitente tus excesos, para que siempre Dios esté contigo al verte arrepentido de tus yerros: secundo ut vitam nostram corrigamus et Deo appropinquemus. Debes reconocer que has sido a Dios in– grato para excitar en tu corazón el más vivo sentimiento de haberte apartado de Padre tan amoroso,, para que, por este arrepentimiento, vuelva la ma,jestad de Dios a estar contigo para que te sirva de auxilio en todo conflicto. Pues no hay duda que nos asegura la divina palabra que en toda tribulación tenemos seguro el favor divino, si corregimos nuestros yerros, arrepentidos, y observando constantes los mandamientos divinos, nos sacará triunfantes y vic– toriosos de todos los conflictos: Si in vi.is meis ambulasset, pro ni– hilo inimicos eorum humiliassem et super tribulantes eos misissem manum meam (83). Y si esta mano del Altísimo está para nuestro auxilio en mano de San Juan, tu patrono poderoso, tu protector invicto y tu amparo seguro: manus Domini erat cum illo, puedes con razón aplicarte el pensamiento del sagrado texto en el triunfo 1231 que hoy celebras agradecido. Así pueden regocijado decir con el mismo santo, limosnero: Si te offensum non habemus, bone Deus, quis nocere riobis poterit? (84). Si a Dios no tenemos ofendido y está para defendernos próximo a nosotros, ¿quién podrá ofendernos, ultrajarnos ni afligirnos? Por eso es preciso seguir este sagrado documento del santo limosnero con el mayor empeño, para mostrar así a Dios el justo agradecimiento. Lo tercero te exhorta a clamar a Dios con devoción y confianza para que su divino amparo, para que su auxilio divino esté siempre en tu defensa, con el que seguramente triunfarás en todas tus ba– tallas: Tertio ut cum devotione et fiducia clamemus ad Deum: Pone me iuxta te et cuiusvis manus pugnet contra me (85). Observa, pues, hoy, alegre y regocijado pueblo, estos tres documentos mis– teriosos con los que rendirás las justas gracias al Altísimo por tan singular favor y beneficio. Y pues deseas eternizar estos favores divinos, sabe que el modo seguro de conseguirlo es conservarte en la observancia de los di- (82) Ser. pro exped. adver, haeres. (83) Sal 80, 14-15. (84) Serm. ut supra. (85) Ut supra, et Jb 17, 3
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz