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EMANCIPACION DE PASAJ·ES DE 5AN JUAN 305 mirarlo de la virtud de Dios apoderado, para con su empeño de– fender su pueblo. En el tiempo del emperador Enrique II se halló la famosa estatua de Palante, hijo de Evandro, protector distinguido del ro– mano pueblo. Hallaron en la cabeza de la estatua una rara mara– villa: era una antorcha encendida y de propiedad tan prodigiosa que ni el aire ni el agua, la apagaba: in capite inventa est lucerna, quae neque aqua neque vento extinguí poterat. Así Bercorio C56l. Sea verdad o ficción fabulosa la de la estatua de Palante y la maravilla de su luz inextinguible, no hay duda que entre sus som– bras nos figura la luz inextinguible del poderoso patrocinio de San Juan y la perpetuidad del poderoso amparo con que defiende a este su pueblo en todo conflicto. Porque, siendo luz maravillosa nuestro patrono, ille erat lucerna lucens et ardens (57), alumbra con su patrocinio a este su pueblo mejor que el famoso Palante con su luz inextinguible al pueblo romano que se miraba dichoso• bajo su protección y patrocinio. Pues con esta luz ha ilustrado San Juan los corazones de todos los indi– viduos de este pueblo y armándolos de su poder invicto, los ha sacado de su empeño triunfantes y victoriosos. Dense, pues, el pa– rabién hoy alegres y regocijados todos los favorecidos hijos de esta nobilísima villa que en tener patrono tan prodigioso, en ve– nerar a protector tan divino, logra la mayor dicha; y rindiendo expresivas gracias al Altísimo reconozcan a su libertador agrade– cidos al ver que San Juan, armado de la virtud de Dios, se em– peña en socorrerlos. Así convidaba David a unos hijos favorecidos a que expresasen sus justos agradecimientos al Altísimo en reconocimiento de sus beneficios: afferte Domino, filii Dei, afferte Domino gloriam et ho– norem (58). Pero quisiera saber qué vio este profeta coronado, que así se expresa con tanto anhelo de que rindan gracias al Altísimo. El mismo expresa lo que vio, en el mismo texto. Dice que vio cómo Dios asistía con su virtud a un pueblo para que con su, poder divino saliese en un conflicto triunfante y victorioso; y después de haberse visto en un inquieto litigio, por el triunfo que con– siguió por el amparo divino, se mira hoy en la pa.z más sosegada, lleno de las bendiciones del cielo: Dominus virtutem populo suo dabit, Dominus benedicet populo suo in pace (59l. Pues si 161 todo esto vio David, si miró que así los llena de bendiciones el cielo dejándolos en tanta paz después del triunfo, razón será que los convide y excite a ser agradecidos: afferte, etc. (56) Lib. 14, cap. 43, De antiq. (57) Jn 5, 35. (58) Sa,I 28, 1-2. (59) Sa,I 28, 11.

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