BCCCAP00000000000000000001628

304 P. ANSELMO DE LEGARDA grado texto, en el que dice que esa libertad o salud tan milagrosa la consiguió el poder de Cristo con su virtud divina: Nunc facta est salus et virtus Dei, et potestas Christi eius (5ll. No hay duda que la majestad de Dios con su virtud es el autor primero de esta gracia, porque siendo Dios el origen de todo lo bueno, como afirma en su canónica Santiago, omne bonum de sursum est descen– dens a Patre luminum (52), con su virtud divina obró sin duda esta tan rara maravilla. Con todo eso, siendo San Juan Bautista nuestro patrono invicto, hemos de mirar en sus manos esa virtud de Dios y ese ostentoso poder de Jesucristo que dejó a este pueblo triunfante y victorioso, pues San Juan, como apoderado de Dios, tremoló el estandarte de este triunfo para dejar triunfante a su libertado pueblo. Vedlo claro en el nacimiento prodigioso de San Juan, en el que, con admiración de todo el universo, nos asegura el Evangelio sagrado que se miraba en él la mano del Todoopoderoso, que en San Juan depositó las maravillas de su poder divino: manus Do– mini erat cum illo (53l. Haced ahora, a vista de este prodigio, una memoria de aquella ponderada libertad del pueblo israelítico, por la virtud de Dios, en manos de Moisés, su caudillo, al que Dios declaró su apoderado para libertad con maravillas a aquel pueblo, comunicándole su poder divino: ecce constituí te Deum Pharao– nis (54l. Pregunto ahora: ¿hasta dónde se extendió el poder di– vino que a Moisés le fue comunicado para libertar al escogido pueblo? ¿Pensáis, acaso, que asistió a Moisés toda la mano del Todopoderoso para con ella obrar tanto prodigio? Pues sabed que afirma el sagrado texto que un dedo sólo del poder soberano del Altisimo se le dio a Moisés para libertar al pueblo: digitus Dei est hic (55). Ahora, pues, conmigo: si sólo un dedo de Dios ostentó a Moisés tan poderoso para libertar a su pueblo, teniendo San Juan Bautista, nuestro patrono, toda la mano del poder divino, ¿quién se admirará que con poder tan soberano haya libertado al suyo? Y si esta libertad y triunfo obró el poder de Dios y la virtud de Cristo, esta, virtud y potestad estaba en manos de San Juan, nues– tro poderoso amparo, para con su auxilio conseguir el 1151 tri.unfo. De donde se ve clara la idea de este pueblo que, rindiendo gracias expresivas a Dios, como a autor primero de este distinguido be– neficio, también expresa a San Juan cultos de agradecimiento al (51) Ap 12, 10. (52) St 1, 17. (53) Le 1, 66. (54) Ex 7, 1. (55) Ex 8, 19.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz