BCCCAP00000000000000000001628
298 P. ANSELMO DE.LEGARDA lloroso Jeremías en voces de un pecador (33). Lo mismo es entrar en su alma la divína gracia que deshacerse al punto todos los grillos y cadenas con que estaba aprisionada. Por eso decía David arrepentido: Dirupisti, Domine, vincula mea C34l. Como un alterado mar negro y hediondo se halla el alma en el estado de la culpa, excediendo a los carbones negros en su fealdad extraña: deni– grata est super carbones facies eius (35). Así miraba al alma en pecado mortal el profeta Jeremias. Pero ¡ qué maravilla! Entra en el alma la divina gracia, y al punto aparece con la belleza y hermosura que David admirado la miraba: specie tua et pulchritu– dine tua intende, prospere procede et regna (36). Pues el alma que antes era esclava del demonio en la fealdad y esclavitud de la culpa, se mira por la divina gracia con la mayor hermosura, como reina de la mayor 181 belleza. Ultimamente el pecador tiene, a su alma muerta en el sepulcro de su misma culpa. Por eso dice David que están los pecadores todos en los sepulcros, como los heridos de una estocada en el corazón que les quita la vida y arroja a la sepultura: sicut vulnerati dormientes in sepulcris C37l. Pues no hay duda que el pecado mortal es cruel estocada en el corazón del alma que lastimosamen– te le quita la vida. Pero lo mismo es tocar a esa alma muerta la divína gracia que resucitru-la a la vida más prodigiosa. ¡ Oh asom– bra! ¡ Oh maravilla! ¡ Oh portento de la divina gracia! AVE MARIA. Elisabeth impletum est tempus pariendi, etc. Tune cecinit Moyses et filii Israel, etc. Caro mea vere est cibus et Sanguis meus, etc. (381. Todo el festivo aparato de este día está manifestando la alegria más extraña (Altísimo Señor Sacramentado). Todo es en este día alegria, regocijo y gozo que con razón llena los corazones de este pueblo. El Evangelio afirma que los vecinos de un pueblo se os– tentaron regocijados porque llegó el tiempo de un parto dichoso en que llegó para aquel pueblo el tiempo de su gozo: et audierunt vicini et congratulabantur (391. La maravillosa libertad de Moisés (33) Lm 3, 7. El predicador las denomina Trenos. (34) Sal 115, 16. (35) Lm 4, 8. (36) Sol 44, 5. (37) Sal 87, 6. (38) Le 1; Ex 15; Jn 6, ut supra. (39) Le 1, 58.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz