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292 P. ANSELMO DE LEGABDA dar pasos acelerados en lo obscuro de una sima o querer subir, como Icaro atrevido, con tan frágiles alas hasta el cielo, expo– niéndose como él al precipicio. Mas ¿qué soberano objeto así asusta mi discurso limitado? Hoy este feliz y dichosísimo pueblo celebra una fiesta toda triunfos en los más expresivos regocijos, mejor que la celebraban los romanos con pompas y aparatos muy festivos; pues hoy alegre y regocijado rinde las más. expresivas gracias al Altísimo por aquel suspirado beneficio que por intercesión de San Juan Bautista, su patrono, de la misericordia de Dios ha conse– guido. Pues hoy salió de sujeción a la más plausible y honrosa li– bertad. Todos saben, pues hoy a todos es notorio, que el Rey nuestro Señor Carlos 111 (que prospere Dios dilatados años en su reino) ha concedido, en contradictorio juicio, por su Real Cédula, jurisdicción ordinaria, formando a este pueblo su Villa Real, con Vara propia de Justicia. Este es el motivo de aplausos tan festivos, esta la causa de tan expresivos cultos y este también el origen de mis te- 121 mores pavorosos, que acusan de arrojada mi ignorancia, por haberse avan– zado a tanto empeño. Porque no hay duda que en este dia es gran– de todo. Grande San Juan Bautista, el mayor de los nacidos: non surrexit maior loanne Baptista (10). Grande, nuestro católico Mo– narca (que nos guarda el Cielo). Grande el valor animoso de los distinguidos hijos de este pueblo, cuya memoria en los siglos an– tiguos y modernos, en heroicidades distinguida, ha sido la causa de este triunfo. Pero singularmente grande es el mecenas esforzado y valeroso que, sin perdonar fatigas y abandonando sus caudales propios, ha entrado animoso en el empeño de sacar de las tinieblas del olvido a pública luz la gloria de sus patrienses famosos, y a impulso na– tivo de la grandeza de su corazón magnánimo, deshaciendo la opo– sición de los nublados opuestos o venciendo con sus luces los nu– blados de la oposición, ha ilustrado con la luz de la verdad los católicos ojos del Monarca, para que hiciese a este pueblo esta gracia de justicia, debiendo, estar escrito el nombre de este mecenas fa– moso en todos los corazones de los hijos de este pueblo para per– petua memoria de este su patriense distinguido en la defensa y honra de su pueblo. Allá miraba David con sus proféticos ojos cómo capitaneaba la casa del herodio a las aves y pájaros, pequeños: herodii domus dux est eorum (11). Lira asegura que el herodio es un halcón noble y generoso cuya natural inclinación es hacerse guión de los pá– jaros pequeños: dux passerum dicitur herodiws Cl2). Bercorio afirma (10) Mt 11, 11. (11) SCII 103. 17. (12) Lir., hic.

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