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DELACIÓN AL SANTO OFICIO POR EL B. DIEGO J. DE CÁDIZ 111 Cuarta proposición « No hallando inconveniente los propietarios del dinero en prestarlo a los mercaderes, con la esperanza y seguridad de alguna recompensa, habrá muchos que den este empleo al que tienen privado de la circulación... » (Ibídem, capí– tulo XXII, número 4, folio 75). En ella parece darse por supuesta la licitud de la usura, no sólo de la paliada, sino también de la expresa, y aun es visto que la aprueba y la persuade por lo que dice inmediatamente antes de lo referido, que « para destruir el monopolio no hay medio más eficaz que el sacar del descrédito en que se hallan los préstamos a interés hechos legítimamente». Esta doctrina es herética, porque es expresamente contra lo que tiene defi– nido por de fe nuestra Santa Madre Iglesia, especialmente en el Concilio Vienense, y contra lo que manda Dios en su Sagrada Escritura, en diversos lugares de ella. En el Deuteronomio (23, 19): Non faenerabis fratri tuo ad usuram pecuniam, nec fruges, nec quamlibet aliam rem. En el Evangelio de San Lucas (6, 35): Mutuum date, nihil inde sperantes. En el capítulo 18, versículo 13, de Ezequiel se declara ser la usura gravísimo pecado: Ad usuram dantem et amplius acci– pientem: numquid vivet? Non vivet; cum universa haec detestanda fecerit, marte morietur, sanguis eius in ipso erit... Contra estos y otros muchos testimo– nios y textos de la divina Escritura pugna la ya citada proposición y, por tanto, parece digna de la ya expresada censura. Y porque así de ésta como de las demás aquí mencionadas hago juicio que merecen la atención de V. S. Ilma. para los fines de su corrección o de los que haya lugar en derecho, las pongo en su alta consideración, protestando, no obstante, que en esto y en todo lo demás que a este Santo Tribunal pertenece, quiero estar y estaré siempre a lo que juzgue, disponga y determine, sujetando mi modo de pensar al superior y acertado de su juicio. Y para que en todo tiempo conste donde y como convenga, lo firmo de mi propia mano en esta ciudad de Zaragoza a veinte y ocho días del mes de diciembre de mil setecientos ochenta y seis. Fr. Diego Joseph de Cádiz Quaerite ergo primum regnum Dei et iustitiam eius (Mt 6, 33). SOMMAIRE. - Aux premiers jours de décembre 1786, et au cours d'exercices spirituels prechés au clergé de Saragosse, le bienheureux Diégo-Joseph de Cadix, capucin, avait dénoncé quatre propositions canoniques et morales contraires a la doctrine catholique, tirées de deux cahiers du professeur Lorenzo Normante. Celui-ci introduisit un recours au Conseil de Castille contre le prédicateur (cf. CF 54 [1984] 47-100). Le 28 décembre, le p. Diégo-Joseph de Cadix, sur requete de l'archeveque, signa la dénonciation mise en bonne et due forme, qui fut présentée a l'Inquisition de Saragosse (voir appendice). Les quatre propo– sitions furent censurées de cette maniere: 1) Le célibat, meme celui du clergé séculier et régulier, est nuisible a l'Etat car il empeche la croissance d'une population utile: proposition qui, selon ses diverses parties, est « sapiens haeresim », formellement hérétique, erronée ou proche de l'hérésie; 2) L'age de la profession religieuse ne doit pas etre inférieure a 24 ans: proposition positivement téméraire et impie; 3) Le luxe profite a l'Etat, pour ses affaires temporelles: proposition pernicieuse, scandaleuse et fausse; 4) L'usure, et plus encore les prets a intérets légitimes, sont licites: proposition hérétique. 1
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