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54 ANSELMO DE LEGARDA Ella está concebida en los términos siguientes, según la copia que tuve la precaución de quederme del papel recibido sin firma por correo, el que remití al Supremo Consejo 5, dando estos pasos en los tribunales reales en virtud de haberme parecido prudentísimos los avisos que en el día 4 de diciembre del citado año de 1786 6 , se sirvió hacerme en su cuarto el muy ilustre señor decano, D. Josef Antonio Jaramillo Loaisa, habiéndome presentando a su señoría a protestar sinceramente mi ánimo ortodoxo en todos mis escritos y hechos, y a solicitar que se compeliese al P. Cádiz a delatar por escrito las proposiciones que era notorio había censurado en el púlpito en presencia de su señoría mismo y del venerable clero, diciendo que las delataba a los señores inquisidores que sabía estaban presentes » (ff. 440s). A continuación (ff. 441-445) intercala un documento fundamental para él: « Copia a la letra de la censura y delación hecha por Fr. Diego de Cádiz al Santo Oficio contra ciertas proposiciones en materia de Economía civil y de Comercio, sacada por mí mismo del original escrito y firmado de su mano que remitió a un religioso capuchino de esta ciudad de Cádiz ». Por lo que antes hemos apuntado, habrá que poner en duda o negar de plano la originalidad del documento, tomándolo por una de tantas copias. Profesión de catolicismo La comparecencia ante el Santo Oficio entrañaba cierta acusac1on de sospechoso en la fe, sambenito que le repugnaba a Normante. De ahí que se diera prisa a proclamar su ortodoxia: « Igualmente debo hacer la advertencia preliminar a todo, como la hago, con la mayor sinceridad de un cora:ron puro y cristiano, sobre que ni en la sustancia de esta mi respuesta ni en expresión alguna de ella es otro mi ánimo que el de responder precisamente al contenido de la delación y de la censura, sin que de modo alguno sea mi voluntad la de faltar a la caridad cristiana ni a la modestia legal, aunque el amor de la defensa me haga quizá prorrumpir en algunas expresiones que el estilo de mis contrarios me hagan precisas o casi del todo inevitables. Como así mismo protesto con la mayor ingenuidad y sumisión propias de mi cora:ron lleno de catolicismo, que ni en mis cuadernos impresos, ni en este escrito, ni en otro alguno, ni en cualesquiera otras palabras ni acciones mías pretendo ni me ha ocurrido atentar en lo más mínimo contra la pureza de la doctrina que nuestra Santa Madre Iglesia nos manda creer y sostener. Antes bien, detesto desde ahora expresamente, como he detestado siempre en mi corazón, todo lo que se oponga a aquella doctrina santísima, s Un cotejo somero entre las dos copias de la delación, es decir la que Nonnante sacó para sí y la que envió al Consejo, nos patentiza el estrecho parentesco entre ambas: coinciden en el encabezamiento sobre la procedencia de la copia; coinciden en la omisión, al principio, de la segunda sentencia bíblica; se equivocan las dos al dar el lugar de San Mateo, que no es 9, 15, sino 15, 9; las dos dicen en el « prologuito » formásemos en vez de conformdsemos; y luego, al hablar de la semilla, las dos escriben siga por caiga, etc. 6 Es decir, al día siguiente de delatar el misionero desde el púlpito la cuarta pro– posición, la referente al celibato; las tres primeras lo habían sido el día l.

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