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98 ANSELMO DE LEGARDA para expirar el término últimamente concedido de los dos meses y ocho días, no habiéndome dejado trabajar en este serio y penoso asunto, hace ya casi un mes, la indisposición de mi salud que tengo expuesta al Tribunal y que parece no ha querido atender su Señoría Ilustrísima para concederme la suspensión que pedía del término hasta ponerme en estado de continuar esta Respuesta con el asiento y dignidad que corresponde ». Lo copian y lo comentan: « De lo que dice de prórroga de tiempo que pretendió para responder, decimos que no es de nuestra inspección. El Santo Tribunal ha dispuesto así: no necesitamos de saber más» (f. 1248). Comienzan su censura explicando los diversos sentidos de la palabra lujo, para concluir que el Santo Tribunal debe condenar la doctrina que fomenta en lo político un vicio moral (f. 1249). Los censores, con– vertidos en dómines, advierten al delatado que yerra al encajar al verbo luceo un supino, cuando carece de él. Y tirando del Calepino, aducen media docena de autoridades latinas para ilustrar el significado de la palabra luxus (f. 1250), tarea en que se entretienen profesor y censores varios folios más, antes de pasar a la discusión de vocablos sinónimos, o a precisar el sentido de la magnificencia según Santo Tomás (f. 1259). En este pasaje vuelve a desatarse Normante en insultos de los califica– dores y en respuesta arrecian los improperios de los tres censores contra el delatado. Le preguntan (f. 1266): «¿Cómo no tiene usted vergüenza de sentar una proposición tan improporcionada y fuera de propósito como es: "Los calificadores atribuyen a Santo Tomás que da a la magnificencia la definición que el señor Melon y usted dan al lujo?"» (f. 1266). Santo Tomás fue quinientos años antes que Normante escribiese « sus disolutos cuadernos ». Ha sido Normante quien ha dado al vicio la definición de la virtud. « El doctor Normante no atina ni poco ni mucho en la mente de Santo Tomás ». Más adelante remachan: « Del segundo artículo tenemos que decir que no viene al caso la cita del P. Arriaga » (f. 1267). Ellos, en folio 1270, citan a otro autor: « El lujo, dice en su Ethica el Padre Villal– pando, es un vicio opuesto a la magnificencia y también a la simplicidad ». Y un poco más abajo se espantan de que Normante, en el Santo Tribunal, se atreva a citar a David Hume, que suponen que será un Mosiur Hume del Expurgatorio, y al barón de Bielfeld, cuyas obras tampoco conocen. Se recordará que las citaba Normante en sus folios 956 y 959, correspon– dientes al párrafo 311 de la copia de los tres censores. Según las cuentas que hacíamos al fin de la Respuesta de Normante, de ella les restan a los censores más de 660 folios, que nunca debieron de llegar a sus manos, como vamos a ver. Quejas de Normante En el folio 1271 escribe nuestro calificador Fr. Matías Miguel: « Nota al pie de los párrafos 312 y 313; tiene dos planas. En esta Nota dice el Escrito: "Teniendo la Respuesta de la calificación en este estado y saliendo de casa a las doce y media, acaba de hacerme saber un nuncio del Santo Tribunal en la calle o paso de la Traición, que vaya a casa

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