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DELACIÓN AL SANTO OFICIO POR EL B. DIEGO J. DE CÁDIZ 95 respuesta todo el escrito a la letra, para tenerlo presente cuando se ofrezca hablar con particularidad de cada punto» (f. 1047). Y como lo piensa, lo realiza: a cada párrafo copiado de Normante sigue la censura correspondiente. Aunque ha empleado el plural, parece que la redacción fue personal de cada calificador e independiente; si no, no se ve cómo pudo repetirse la censura de esos sesenta y cuatro párrafos. En este párrafo 107 (f. 1011) Fr. Tomás Domingo nos ofrecía un dato cronológico interesante para señalar la marcha de este proceso: << Aunque en los siguientes cuadernos que contienen la respuesta a los papeles que se nos remitieron en 17 de mayo de 1790 en trescientas treinta fojas ... ». Comparando las censuras coincidentes, se observa que hay más mi– nuciosidad y no menos rigor en la parte manuscrita por Fr. Matías Miguel. Y como Normante, según hemos advertido, incurre en frecuentes reitera– ciones, la réplica va unas veces por el mismo camino y otras se remite a lo antedicho. Es tajante al rechazar las autoridades alegadas por el profesor. « Pero estas citas vienen tan mal al asunto, como que efecti– vamente persuaden todo lo contrario de lo que pretende el doctor Nor– mante », acotan con referencia a Belarmino, Alvaro Pelagio y San Ber– nardo (f. 1063). El autor de los cuadernos ha respondido con altivez y aspereza a los nueve calificadores, y ahora los tres nuevos de las páginas de Fr. Matías Miguel, le castigan con expresiones no menos duras. « No sabemos qué admiremos más en el razonamiento de este párrafo, si la satisfacción arrogante de su dictado o la ignorancia claramente manifestada... » (f. 1078). « Al razonamiento de este número debemos decir que no debe ponerse a tratar estos asuntos el doctor Normante, pues no son de su profesión... » (f. 1079). « Si nosotros dejáramos correr la pluma como él la deja sin tiento ni tino, habíamos de decir precisamente que en este párrafo envuelve más errores y herejías que cláusulas» (f. 1080). En el párrafo 164 Normante motejaba de atrevido al P. Cádiz por haber tildado su proposición de temeraria positive y de impía. Los tres calificadores salen en defensa del misionero, diciendo que « debemos nosotros decir que los fundamentos de la denuncia evangélica o delación de las proposiciones del doctor Normante al Santo Tribunal, nos parecen gravísimos, sólidos, concretos y de todas maneras seguros e indestructi– bles» (f. 1095). Y, apoyándose en el ejemplo de las invectivas del Señor contra los escandalosos, entienden en el folio siguiente que el predicador no faltó a la caridad cristiana: « Entendió ser obligación de su ministerio sacar la cara públicamente y al descubierto por la salud del pueblo, aunque con perjuicio y ofensión del denunciado ». El yugo desde la juventud En apoyo de la segunda propos1c1on había presentado el P. Cádiz el texto de los trenos o lamentaciones Bonum est viro..., texto del que se desentiende el autor del escrito, según los tres censores, « pero a nosotros es muy suficiente la autoridad de Santo Tomás, que lo aplicó

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